viernes, 30 de marzo de 2012

AQUEL QUE ATISBÓ LA CIUDAD SIN NOMBRE

AQUEL QUE ATISBÓ LA CIUDAD SIN NOMBRE.

No la mirada teñida,
Ni la atención vestida
De pensamientos.

Realidad desnuda
Es lo que quiero.
Conciencia pura.

En la mochila
Llevo un mapa
Que me guía,
Está hecho de ausencias,
Caricias del viento,
Y susurros
No hechos de palabras;
Son aromas,
Ecos cercanos,
Atmósferas,
Y un “no-se-qué”
Inefable
Que tiene el rostro
Amigo y amado
Del Gran Silencio.

He aquí las certezas
Con las que cuento.

Dicen los que Saben
Que para el necio
Esto es nada;
Pero para aquel
Que ya atisbó
La Ciudad Sin Nombre,
La que se halla
Más allá de las montañas,
Esto es la única agua
Que le puede calmar su sed.

Cada mañana al despertar
Voy a su encuentro
Y su Simulada Ausencia me acompaña,
Entonces ya no estoy sólo,
Va fundida conmigo
En ese deseo íntimo
Que sólo el amante
Del amado comprende.

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