viernes, 31 de agosto de 2018

La añoranza de nuestra Vida real


Nos cuesta mucho adaptarnos a esta vida, en este mundo.
Requiere una cantidad muy grande de esfuerzo, inteligencia y condiciones adecuadas.
Pretendemos que nuestra existencia sea  aceptable al menos, si no óptima.
Luchamos para que esto sea así. Unos lo consiguen y algunos sufren demasiado.
Pero todo soñamos en  lograr alguna vez una vida ideal, ¿o tal vez la añoramos?
La añoramos, eso creo yo, eso siento. Añoramos lo que ya hemos conocido-vivido.
Algo de lo que existiendo y siendo real ahora mismo, no nos hemos separado del todo.
Es real el mundo del alma, más real que este que hemos creado a partir de aquel.
El mundo del alma es el que más se acerca a la esencia de lo que somos,
Este, siendo más denso y con muchos filtros mentales resulta aún confuso.
La insatisfacción que se siente aquí es normal y lógica,
Señala el sentimiento profundo que tenemos de la separación del otro mundo.
Nuestros personajes e interpretaciones nos han bloqueado la conciencia de ser.
Ahora hemos de rescatar de entre el barullo de las erróneas ideas sobre nosotros
A nuestra identidad real. No somos tal o cual persona o cuerpo, no, eso son máscaras.
Somos quienes los utilizamos, quienes quedamos cuando todo eso desaparece.
Vivirlo es muy liberador, en realidad eso es la verdadera libertad. Ser lo que somos.

Focos individuales de conciencia, voluntad, amor, inteligencia y energía. Eso sí somos.
Con lo demás jugamos. A ser médicos, enfermos, hombres, mujeres, ricos, pobres..
Nunca estamos solos. Infinidad de otros seres nos acompañan, compañeros del alma.
Por muchos rasguños, problemas o puñaladas que suframos, a nuestro ser nada le afecta.
Todos aparentemente morimos y siempre nos levantamos. Y nuestra vida, la vida, sigue.
Empecemos, pues, a recordar en el tiovivo de las existencias, todo lo que fuimos: todo.
Nuestra conciencia de ser siempre ha estado, está y estará allí presente. ¡Qué descanso!

De la pesadilla a la Vida real


Si me identifico en lo que creo ser pero que no soy, el sufrimiento está garantizado.
Si creo ser este cuerpo, esta historia y estas circunstancias, ese será mi acompañante.
Pero este cuerpo, esta historia y estas circunstancias son como volutas de humo,
Una ilusión que dura lo que dura el sueño de una noche y que se suelta al despertar.
Yo no soy el sueño, nadie es su sueño. Yo y todos somos el ser real y presente
Que juega con todos sus sueños el juego del crecimiento y de la evolución.
Estamos jugando, hemos venido a jugar y esta vida nos da el escenario para ello.
El error, consiste en creer que esta vida y este escenario son nuestra realidad.
Tenemos que recordar nuestro origen y procedencia. Venimos de una vida despierta,
De un mundo en donde la conciencia de ser no está sujeta a ninguna limitación
Que no sea el desarrollo alcanzado por la misma conciencia:
Amor pleno, gozo perfecto, sabiduría sin manchas, vida plena; esa es nuestra condición,
Ese es el estado natural de nuestro ser. Venimos sólo a crecer, en eso.
Más amor, más felicidad, más sabiduría, más energía, poder y creatividad, a ello vamos.
Pero aquí, al encarnar, olvidamos lo que somos y nuestra aspiración,
Entonces nos confundimos con las circunstancias, o sea, con lo que no somos.
Y condenamos, culpabilizamos o nos sentimos culpables; esos son nuestros errores.

Todo es un juego, nadie es culpable de nada, todos somos actores. No cabe la condena.
Hay que despertar de esta farsa, y después divertirnos creciendo con ella.
Ni el sufrimiento tiene justificación real, ni la muerte es lo que parece.
Esto es un carnaval, una farsa, una ilusión tras la cual se esconde nuestro ser real.
Ningún dolor, ningún sufrimiento afecta para nada a nuestra identidad inmortal.
Lo que somos, al abrir los ojos del alma se regocija con todos los otros seres
Que forman nuestro mundo espiritual. Pasamos de la pesadilla a la Vida Real.

martes, 21 de agosto de 2018

El sufrimiento que no tiene sentido.


Mientras no se entiende realmente lo que significa nuestra existencia
Es fácil malinterpretar el sentido de las dificultades al darles el valor que no tienen.
En la educación judeocristiana el concepto de pecado y de culpa tiene un lugar central,
Por lo que la idea de un pago redentor implica siempre algún tipo de sufrimiento.
¡Qué gráfica la imagen de Cristo muriendo por nosotros para aplacar a  “Dios”!,
¿Cómo no íbamos a incluir en nuestra existencia y “dieta espiritual” el mismo pago?
Eso es lo aprendido y bien fijado en el inconsciente de nuestra humanidad:
Vivir, existir ¡pero con sufrimiento¡ Y la felicidad, como algo cargado de condiciones.
Hemos distorsionado y trastocado absolutamente el significado de la realidad.
Una idea, ideología o religión fabricada por mentes turbias dominadas por sus egos
Se ha impuesto a Lo Que Es, colocando en su lugar a un Dios separado, cruel y tirano.
De esa guisa, el merecimiento de amor, perdón y liberación se han de conquistar,
Y qué mejor forma de hacerlo que mostrando cuán grande es nuestro sufrimiento,
Así como profundas nuestras llagas. Pero esto es un cuento chino, una estupidez.
Ni existe tal Dios, ni tampoco ningún pecado, ni culpa que saldar. Mentiras.

Existir significa desarrollo de nuestro potencial y eso se hace evolutivamente.
La evolución de nuestras capacidades y sobre todo de nuestra conciencia de ser
Se realiza superando fases, y esas fases se experimentan como dificultades o pruebas.
De ese modo,  vamos tomando contacto con nuestro poder de sabiduría, amor y acción.
Nada, pues, de negativo. Somos atletas traspasando obstáculos. Esto es un juego.
El esfuerzo tiene sentido, la superación también. El sufrimiento no, eso lo pone la mente,
Y nace de la creencia subconsciente de que hace falta ganarnos la aprobación y el amor.
Eso es falso. La aprobación y el amor ya son nuestros. Somos perfectos. Dios en nosotros.  
En nuestras manos está elegir entre una vida con sufrimiento o una vida con amor.
Soltemos la pesadilla del viejo mundo. Despertemos a la luz de nuestro ser.

Yo y los otros. Yo, en los demás.


Todo lo que hago a los demás me lo hago a mí. Vivo y experimento lo que doy.
Todos los juicios que hago a los otros son los juicios a lo que rechazo de mí.
Así como veo al mundo me veo a mí. Su dolor y su sufrimiento son los míos.
No hay nada que vea que no sea yo. Soy yo siempre en los otros mostrándoseme.
Si quiero transformar mis relaciones con los demás, para que sean gozosas y alegres,
Antes, tengo que lograr que ese sea el modo de sentirme y vivirme a mismo.
Lo odios, rencores, desamor, autorrechazos y toda clase de negatividades
Tienen que ser  sanadas previamente en mí si no quiero proyectarlas sobre los otros.
Cuanto más ame a todos los seres más me estaré amando a mí, y viceversa.
Si me quejo o lamento del mundo es de mí de quien me estoy quejando y lamentando.
Cada encuentro que tengo con alguien, así como todos aquellos a quienes veo
Vienen a mostrarme el estado de mi realidad para que la sane e integre en lo que yo soy.
Todo y todos son mis maestros, espejos que me muestran lo que no veo de mí.

Lo que parece ser la causa externa de sufrimiento viene a señalarnos nuestro error.
El sufrimiento nos lo infringimos a nosotros mismos, nace de dentro, no viene de fuera.
Si me acepto y me amo incondicionalmente, eso es lo que daré a los demás.
Las condiciones que yo pongo a los otros para amarlos son las que me pongo a mí.
Existe una simetría perfecta entre lo que me hago y lo que hago al mundo.
No es posible amarse a uno de verdad sin amar de igual modo a los demás,
Y si no es así, es que vivo confundido  llamando amor a lo que es interés condicionado.
Lo que yo soy sólo puede dar amor incondicional, si no, estoy dando lo que no soy.
Si lo que vivo en mí es sufrimiento es porque vivo en y desde lo que no soy.
La solución para liberarme de mi sufrimiento y ayudar a liberar el de los demás
Es que regresemos a nuestro ser original. Ese es el principio real de toda liberación.

domingo, 19 de agosto de 2018

Si sano mi mundo mental, libero al mundo.


El mundo de fuera que percibo y en el que vivo es mi mundo,
El mundo que vivo es el mundo que recreo e interpreto con mi mente.
El mundo que existe en mi mente no es lo que yo soy.
Porque lo que yo soy no tiene nada que ver con mi mundo mental.
El mundo mental es un agregado de memorias tanto personales como colectivas,
Conscientes o inconscientes. Pero eso no es lo que yo soy. Yo no soy mi memoria,
Tampoco soy mis creencias, ni mis razonamientos o saberes. Nada de eso soy yo.
Con mi mente hago ciertas cosas que me sirven para funcionar,
Pero vivir desde la mente es un gran problema que nos aleja de lo que somos.
En la mente se halla todo el mundo origen de nuestro sufrimiento.
La responsabilidad de mantener o liquidar ese mundo es nuestra,
Porque nuestro es también ese mundo, el mundo que se halla en nuestra mente.
Vivimos a los demás desde ese mundo nuestro y eso es lo que les proyectamos,
De modo que no percibimos a quienes creemos ver sino a nuestro mundo en ellos.
Resultado: no nos relacionamos con los otros, sino con nosotros en ellos.

Para contribuir a sanar el mundo es necesario, pues, que sanemos el nuestro personal.
De hecho, la responsabilidad de liberar al mundo es de cada uno en particular,
Como muy bien dice y podemos leer en un Curso de Milagros.
Mi enfado, resentimiento, inseguridades, todo lo que en mi es vivido como sufrimiento,
Y toda clase de pensamientos que hay en mi mente me hacen ver el mundo como lo veo.
Si quiero vivir en otro mundo, eso es posible, pero es mi mundo el que he de cambiar.
Para que eso ocurra tengo que limpiar mi mente, reiniciarla. Volver al punto cero.
Hay tres palabras claves para hacerlo: perdón, agradecimiento y amor. Hacia todo.
Un buen método: desde nuestra infancia hasta el presente reciclar nuestras relaciones,
Y parándonos en cada interviniente decirle: gracias, lo siento, perdóname, te amo.  


viernes, 17 de agosto de 2018

El sentido integral de nuestra vida.


Es locura muy grande hablar de progreso si se ignora nuestro origen y sentido.
Eso es algo así como dar palos de ciego cuando sólo lo práctico y lo inmediato nos guía.
Por eso, el progreso, importante en cada campo, no pasa de ser superficial, externo,
Ya que no soluciona los problemas esenciales del ser humano. Los esquiva o disfraza.
Como el porqué del sufrimiento o la muerte. Tampoco da sentido a nuestras vidas.
Es espectacular que todo lo orientemos hacia lo que más cambia y más inconsistente es,
Mientras que no nos damos cuenta de que eso está sostenido y nutrido por lo esencial:
Un fondo de conciencia, siempre presente, llamado el Uno, Dios o como queramos.
No ver que no nos damos cuenta de lo fundamental, además de ceguera es estulticia.
Y, asumir que lo real es este mundo donde todo está separado y fracturado,
O que la felicidad consiste en esperarla, creyendo que el próximo logro nos la va a dar,
Eso es estar más miopes todavía. O sea, funcionar y vivir en la pura inconsciencia.

Porque: ¿no es inconsciencia vivir arrastrados en exclusiva por la mente y los sentidos?
Lo es. Aunque eso, para algunos, es sabiduría. Y se lo creen.
¿Cómo puede ser sabiduría negar la Realidad Una en la que todo se integra y todo es?
Somos esa Realidad ahora presente. La Totalidad rozándonos en este instante.
A eso es a lo que yo le llamo Dios, se nota el roce de Dios. He ahí la Fuente de Todo.
Conociéndola, sintiendo cómo nos nutre es cuando podemos ver su dirección y sentido.
Esta sí es la base de la evolución. Desarrollo y más que eso de nuestro ser integral.
Conectados con el Origen, unidos a la Fuente, sabiéndonos su fluir y su empuje,
Sólo entonces empezaremos a vislumbrar y a saber lo que es el verdadero progreso.
Progreso es vivir en lo que somos, no en una fantasía sobre lo que creemos ser.
Somos una unidad, interpretando una polifonía. Título: “Dios desplegándose”.
Instrumentos: cuerpo, mente y corazón; integrados por nuestro espíritu inmortal.

jueves, 16 de agosto de 2018

El reencuentro con Dios del buscador


Hace falta estar desnudos para encontrarse con Dios,
Carecer de agarraderos y notar la indefensión que eso supone para experimentarlo.
Como necesario es soltar el ego y todas sus formas para vivirlo. Eso es rendirse a Él.
Cuando ves que ya nada te sirve, en la soledad más profunda, entonces aparece Dios,
Desde tu interior mismo, en y desde tu ser, sin pensamientos.
Amor, acogimiento, protección, seguridad, luz, poder, infinitud…
Todo eso es, experimentándose desde el corazón, donde lo real se vive.
El Dios del corazón es universal, cósmico y a la vez humano, de todo y en todos.
Está presente y te acompaña siempre porque es lo que te hace ser, lo que eres.
No se opone a nada pues es anterior a los contrarios y a las dualidades,
Aunque si lo vives y estés donde estés, sólo puedes sentir y expresar amor,
Porque Amor es su esencia. Reencontrarse con el Amor y con Dios es lo mismo.
No importa la religión que practiques, que no estés en ninguna o lo que seas.

Experimentar a Dios significa dejar de lado la autosuficiencia,
Esa que como ego vanamente quiso tener la llave de la felicidad.
Sólo cuando el ego queda descabezado y destronado emerge Dios, en tu corazón.
Si bien, no se fue nunca de allí, porque eso es lo que siempre fuiste, lo que eres.
Hace falta que uno deponga sus armas de vanidad y orgullo
Y experimentar la debilidad que eso comporta para experimentar a Dios,
Pues es justo desde el centro de la indefensión desde donde de verdad se le busca
Y en donde Él aparece. Eso significa vaciarse, estar desnudo y sin apoyos
Ni del cuerpo, ni de la mente o los pensamientos. Dios no pone condición alguna.
Sé tu mismo y allí está Dios. Aléjate de ti, de tu ser y Dios desaparece.
Tú eres la forma única y especial en que, como tú, quiere ser y expresarse Dios.

lunes, 13 de agosto de 2018

Más allá de mí mismo también soy yo.


¿Sabes quién eres?, ¿y sabes, que lo que tú eres es lo que son los otros?
Según lo que tú creas de ti, así verás y tratarás a los demás,
Por eso es tan importante que te conozcas. Pero ¿qué sabemos de nosotros?
Tenemos muchas ideas sobre lo que creemos ser que parten de nuestro cuerpo.
Nos miramos al espejo y estamos convencidos de ser lo que vemos.
A ello sumamos lo que nos han dicho que somos
Y lo que a través de muchas experiencias hemos percibido de nosotros.
También, para adaptarnos, ser reconocidos y recibir aprobación o afecto
Hemos construido nuestra personalidad y carácter. Y hemos creído ser ellos.
Y ya está: con todo ese bagaje decimos de nosotros que somos un “yo”.
Yo esto, yo lo otro, yo, yo…Aunque, ¿de verdad somos ese yo? No está claro.
Porque, si repasamos cómo se formó pronto comprobaremos
Que ha sido la consecuencia de una suma de ideas y de pensamientos, de agregados.
¿Somos acaso esas ideas y pensamientos?: Feo, guapo, inteligente, torpe….
Evidentemente que no. Nuestro verdadero yo es nuestro ser, que es algo real.

Si vamos apartando una a una aquellas capas de ideas sobre nosotros mismos,
También la de ser un cuerpo, silenciando nuestra mente y nuestros sentidos,
Veremos aparecer e iremos experimentando nuestro estado natural de ser.
Pero esto hay que hacerlo, vivirlo, de lo contrario será otra idea más.
¿Y qué es lo que hallamos? Un mundo interior de paz, de puro gozo, de luz.
Libres de todo ropaje, máscara y personaje surge el ser que somos.
Curiosamente, entonces, cambia radicalmente la visión que teníamos de nosotros,
Pero no sólo la nuestra, también la de los demás. Somos focos de paz, energía y  amor.
Consecuencia: se caen las fronteras que nos separaban como egos, y nos reconocemos
Unos hermanos de otros, expresiones de La Unidad, Hijos de Dios. El otro como yo.

Tu Ser y tu Maestro en ti.


La condición del buscador espiritual es necesaria para el despertar,
Pero es importante no olvidar hacia donde apunta, que es hacia nuestro interior,
Al corazón de nuestro ser o allí en donde nuestra alma resuena.
El buscador espiritual no debiera de convertirse nunca en marioneta de ofertas
Dentro del mercado espiritual. Nadie ni nada pueden opacar la voz de nuestro corazón.
Alguien, nos puede decir que en tal o cual sitio hay un Maestro,
Y entonces puede ser importante para nosotros que vayamos allí y veamos.
A lo mejor su ser iluminado hace que nuestro ser despierte a lo que nos refleja.
Qué bien si es así, y qué afortunados nos sentiremos porque gracias a él,
A su limpio y transparente espejo, habremos visto nuestro ser en su ser.
Esto es magnífico y deseable, pero sin olvidar nunca que es tu ser quien despierta
E incluso que, él mismo, es el que te condujo a otro ser para que te reconocieras.

No te vayas de ti: esto significa que estés siempre centrado en tu fuente interior,
Que siempre se halla presente porque  no está ni ha estado jamás separa de ti.
Tampoco tienes que esperar al futuro para que se te revele, la alcances o vivas.
Lo que eres ya lo eres y nada ni nadie te puede aportar más o quitar nada a ello.
Sólo falta que te des cuenta de lo que eso significa y de que lo hagas consciente.
Para que eso ocurra has de creer en ti, tener plena confianza en ti, amarte de verdad.
Que nada ni nadie te deslumbre, ni te acompleje. Nadie es superior ni inferior a ti.
Sigue los pasos por donde tu corazón te va llevando y no te preocupes de más.
No te compares, ni siquiera con los que te parecen mejores o más sabios que tú.
Que tu referencia sea siempre la luz, el brillo, la sabiduría y el amor de tu ser,
Allí es donde reside el verdadero Maestro. Vayas donde vayas y estés con quien estés
No te apartes de Él. Es la mejor forma de que el Dios-diosa de tu corazón despierte.

La fuente inalterable de paz interior.


Las circunstancias, así como los eventos que tenemos que vivir cada día
Cambian constantemente. Puede que hoy estemos en un lugar y mañana en otro,
Con las mismas o distintas personas, en tales o cuales condiciones. Nada es fijo,
Todo va fluyendo y modificándose. Unas cosas nacen y otras mueren, así es la vida.
Por eso, no existe más grande error que el de relacionar nuestra paz interior
Con alguna de las posibilidades y formas en que la existencia se nos va mostrando.
Porque, todas, son relativas y ninguna de ellas en sí misma nos trae la felicidad.
No son las cosas, no son las personas, no son las situaciones ni nuestras decisiones
La fuente de la que procede la plenitud y el gozo de nuestro vivir.
La verdadera paz proviene siempre de nuestro interior, no de nada exterior a él,
Y lo que nos abre la puerta de acceso a ese santuario es nuestra mirada.
Aquello que nos toca vivir y experimentar, los medios y las circunstancias
Cobran uno u otro sentido según cual sea la mirada que posemos sobre ellos.
Y eso sí que depende de nosotros y no está sujeto a interpretación ni es objeto de duda.
Todo cambia y se escapa a nuestro control, en cambio lo que somos no varía, jamás.

Nuestro ser es la Fuente desde la que brota la verdadera paz interior.
Nada afectable por vaivenes y cambios que acontecen a nuestro alrededor.
La paz, la alegría, el gozo de ser y existir, la luz y la claridad son sus expresiones
También el alimento de quienes buscan refugio, estabilidad y alimento en él.
Veremos surgir modificaciones a nuestro alrededor afectando a nuestra existencia.
En muchos frentes. Salud, economía, relaciones, etc., se pueden ver alterados,
Pero, en cambio, hay algo que nunca nos fallará: nuestro Hogar Interior,
Nuestro verdadero ser, dicho de otro modo: nuestra condición de Hijos de Dios.
Abrirnos y descansar en eso es lo único que garantiza nuestra inalterable paz interior.

domingo, 12 de agosto de 2018

Soledad y encuentro con Dios


Es la soledad uno de los males de los que con más empeño huimos,
Por lo general, nadie quiere estar y menos aún sentirse sólo.
Eso hace que busquemos cientos, miles de formas de evadirla y ocultarla.
Todos Tratamos de encontrar y tener amigos, gente con la que compartir y estar.
La soledad suele angustiar. El hombre o la mujer solos se deprimen fácilmente.
Pero lo importante es ver por qué sucede esto. ¿Qué no gusta o nos disgusta de ella?
Con los demás, nos distraemos, sentimos que importamos, creemos ser alguien,
También pensamos que somos útiles o amados, y amamos. Nos vemos más seguros…
Pero cuando estamos solos nos encontramos con nosotros mismos, sin red,
Y entonces surgen miedos, dudas, ausencia de referentes a los que cogernos…
Todo eso difícilmente puede ser disimulado, proyectado sobre otros o esquivado.
¿Quién o qué soy cuando estoy sólo?, ¿con qué me encuentro de mí?
Pienso, hago cosas, intento pasar el tiempo, evitar aburrimientos y el peso de la soledad.
Pero, ¿de verdad estoy solo cuando estoy solo? ¿Me doy cuenta de que estoy conmigo?
¿No será, acaso, que la soledad se vive cuando alguien se aleja de su sí mismo?

La soledad realmente empieza cuando pensamos o creemos que estamos solos,
Cuando perdemos la conciencia de ser aquí y ahora. Entonces nos sentimos solos.
La raíz de la soledad no es otra que la conexión de nuestro ser,
Entonces es cuando dejamos de amar, sentir, ver, contemplar, saber y vivir.
Esa es la soledad de la que se huye y que muestra la superficialidad de nuestro existir.
A veces, la Vida, Dios, nos va dejando solos de cosas, situaciones, personas…,
Es la forma que tiene de que nos reencontremos con Ella/Él, con nuestro ser.
De otro modo nunca sabríamos quienes somos o que nunca hemos estado solos.
Sólo es posible amar de verdad si se ha experimentado la plenitud de la soledad en Dios.

Vivir soltando, también a nuestro cuerpo


Recuerda aquello a lo que has venido. Esta no es tu única vida,
Sólo es un instante en tu totalidad. Harás unas cosas y te volverás a marchar.
Tu vida en origen es divina y despierta, aquí la estás divinizando y despertando.
No te tomes, pues, demasiado en serio ni a ti ni a los demás. Todo pasará.
Mírate y contempla a cada persona en lo que sí sois: expresiones del Amor.
Ahora despierta y mira con atención como discurre la película de tu vida,
Verás que eres el Testigo siempre Presente, inafectable por lo que acontece.
Qué libertad tan grande la que se adquiere cuando el ojo de tu espíritu se abre
Y puede contemplar cada ondulación, expresión y rugosidad de la existencia
Igual que lo haría el alegre marinero observando sentado y relajado las olas del mar.
Qué descanso y cuánto peso el que nos quitamos de encima
Al despertar de este sueño y descubrir con sorpresa que lo soñado no es real.
Somos ese soñador que no sabe que sueña. Pero hay sueños lúcidos,
En los que el soñador despierta en mitad del sueño y se sabe consciente del mismo.
Cuando eso sucede podemos jugar ya con nuestros sueños, y ser quienes los dirigimos,
También ocurre lo mismo en nuestras vidas, si despertamos.

¿No ves todo cuanto acontece? Decenas, cientos, miles de objetos y de colores,
De formas y de situaciones, de seres y más seres, todo desfilando ante nosotros.
Y algo que se va dando cuenta de ello, es la conciencia, conteniendo esa diversidad.
Y tu cuerpo, ahí, como un objeto más, cambiando y transformándose con el tiempo,
Como esa casa que con el paso de los años se deteriora y finalmente queda abandonada.
¿Has visto esas casas viejas medio derruidas que antiguamente fueron habitadas?
Cuerpos, muchos cuerpos, objetos de toda clase y condición, que aún tal vez utilizamos.
Luego, los vamos dejando, soltando, mientras seguimos el camino hacia nuevos cielos.

sábado, 11 de agosto de 2018

El buscador se ha de rendir a lo divino.


Así habla lo divino al corazón de su amado cuando este va aún de buscador:
“Dices que no me encuentras, que me escondo, y que por eso no me vives,
Y entonces te refugias en tu soledad porque nada llena mi supuesta ausencia.
Llegas a pensar hasta que has de hacer cosas para merecerme o ser digno de mí.
Ese es el peor error que ha de soltar todo aquel que de verdad me busca.
Aún no te has dado cuenta de lo grande e importante que tú, a quién creé, eres para mí.
En su lugar, te has imaginado perdido, sólo, abandonado, peor aún: hasta rechazado.
¿Recuerdas la historia del patito feo?, ¿y la del pecado original? Sal de ahí de una vez.
¿Cómo vas a sentir Amor si crees que no me importas o que no te amo?
Mi Amor es uno contigo. ¿Cómo me vas a ver si estás convencido de que me he ido?
Estoy siempre contigo, en lo que eres, no en tus historias mentales,
Ni, por supuesto, en ninguna de tus resistencias, producto todas de la desconfianza
Y también, por qué no decirlo, de tu falta de fe. Entrégate a mí, ponte en mis manos.
Sólo te pido eso, pero hazlo de corazón. Es entonces cuando se nace, a lo que se es.

Pon a mi cargo todas tus preocupaciones, tus miedos y dudas, también tus ilusiones.
Cuando eso se hace, sin guardar nada para uno, todo se armoniza, encaja y resuelve,
Yo nunca quiero  sufrimiento alguno para nadie. Sólo la felicidad, que Soy, que Eres.
Y esa te la estoy ofreciendo, pero no como la da el “mundo” que es frágil y pasajera.
Relájate, descansa en mí. Soy tu Padre/Madre. Fuente y esencia de tu ser. Uno contigo.
Cuando creas que me he ido porque el exterior en cualquiera de sus formas calla,
Es entonces cuando más presente estoy, pero quiero que me reconozcas, desde tu alma
Libre, desnuda de agarres, compensaciones, sucedáneos y falsas sustituciones de mí.
¡Cómo  va a reconocerme si no te atreves a encontrarte y estar a solas con lo que eres!
Desnúdate del ego y sabrás lo que significa expandirte danzando consciente conmigo.

viernes, 10 de agosto de 2018

Por qué escribo. Busco Lo Que Es.

Escribo, esto es un modo como otro de aprender, de conocer y de saber.
Siento que hay en el fondo de cada ser un infinito de amor, verdad, creatividad y belleza
Que va empujando para salir igual que lo hacen en las ramas sus respectivos brotes.
Si no ponemos nuestra atención cuando van asomando sus frutos
Nos podemos perder en un mar de inconsciencia y de no conocimiento.
Al escribir, me voy encontrando conmigo mismo a mayor o menor profundidad.
Esta actividad la comparo también a la que ejercen las matronas,
Estas ayudan a que nazcan niños, yo a sacar lo esencial que de la Realidad percibo.
Persigo, con la máxima atención e interés de que soy capaz ahondar en mí mismo,
Siempre con la finalidad de ir más allá de lo que por ser visto y objetivable no soy.
Voy, confiado y sabedor de que ese es el Camino para llegar al Corazón de Lo Que Es,
Lo que de verdad me importa y que es el centro final de toda búsqueda.
Me fascina saber, intuir y pensar que todo es sostenido desde dentro de sí mismo
Por el Puro Ser, que no siendo algo, en cambio está presente en todo y todo lo es.
Esa paradoja, según la cual el todo y la parte no son diferentes me apasiona,
Así como experimentar su resonancia en mí y pasarlo luego por escrito me encanta.

Busco aquello que me permita experimentar la verdadera libertad,
Lo que me haga trascender toda limitación, caducidad y muerte. Y de eso escribo.
Soy tan sólo un pequeño buscador. Azorín decía de él que era un pequeño filósofo.
La pequeñez  hace referencia a los instrumentos, técnicas y recursos de que disponemos,
Pero afortunadamente Lo Que Es, lo divino más pronto o más tarde nos sale al paso,
¿Cómo?: desde el interior de nosotros que es idéntico al interior de fuera.
Esa expansión de Lo Real como conciencia que yo soy es la que me ilumina y ansío.
Escribo como quien medita, entonces me doy cuenta de que, yo, no he hecho nada.

jueves, 9 de agosto de 2018

Infinitas muertes vividas. Nuestro ser siempre presente.


Lo que Somos ha vivido a través de infinitas existencias, ahora esta,
Pero sin dejar nunca de ser Eso, lo que Somos. Y es bueno recordarlo,
Para darnos cuenta de que todo cuanto en nosotros acontece, es pasajero.
Hemos presenciado desde lo que Somos infinidad de innumerables encarnaciones
Que nos han servido para experimentar jugando todo lo que como parte del Uno Somos.
Sin cada una de nuestras existencias no podríamos reconocernos en nuestra totalidad.
A través de ellas nos perdemos, buscamos, crecemos y nos reencontramos.
Así es como evolucionamos, expresando y actualizando nuestro  ser.
Hemos muerto como personajes, multitud de veces: natural o accidentalmente,
Trágica y serenamente; por lo tanto, ninguna clase de muerte nos  es ajena,
Las hemos vivido todas. Y de ellas no existe rasguño alguno en lo que Somos.
Hemos asistido a todas esas muertes, del mismo modo que a nuestras  encarnaciones.
En unas y en otras allí estábamos, presencia pura, como conciencia y testigos.

El principal problema que siempre hemos tenido ha sido el de la identificación
Con cada una de las formas, momentos y procesos por los que hemos ido viviendo,
Apartando la atención de nuestro ser y confundiéndonos en lo que no somos.
Mientras no hemos sabido esto nos ha guiado el instinto a modo de intuición larvada,
Por eso, muchas veces nuestra vida a falta de claridad carecía en apariencia de sentido.
Pero, puede que nos  haya llegado el momento de la vuelta a Casa, es decir,
De abrir los ojos del alma y ver nuestra infinitud, contemplándonos en todo,
Pues es allí donde Lo Divino o Real, nuestro verdadero ser, se manifiesta y expande.
Falta tan sólo que se caiga el velo que la resistencia del ego levanta
Entre lo que es real y lo que la mente fraccionando interpreta.
Ese velo está hecho de pasado y de futuro, o sea, de pensamientos. En cambio,
Con la atención en el presente, el Ser se nos muestra en su bella y elegante grandeza.

El mundo material es el menos real


Para quienes se inquietan de un modo o de otro por el más allá,
Porque no creen, dudan sobre él o temen por no saber lo que se van a encontrar,
Creo que estaría bien hacer algunas consideraciones basadas en el sentido común:
Afirmar que la muerte es nuestro fin es lo menos científico que se puede decir de ella.
Porque nadie en sí mismo ha sido testigo de la misma. ¿Dónde están las pruebas?
Hacemos interpretaciones basadas en premisas falsas o en meras suposiciones.
Como la de decir precipitadamente que somos el cuerpo. Conclusión rocambolesca:
Si ese no funciona, quien lo tenía ha dejado de existir, o sea: se ha muerto. Se acabó.
Pero, por poco que uno se observe verá que lo más esencial de él: pensamientos, sentir,
Comprensiones de la realidad, intuiciones, etc…no son su cuerpo, y eso se percibe,
Sino que pertenecen a otro nivel de realidad que es la que forma su mismidad o yoidad.
Si esa mismidad o sentir que se es conciencia individual de ser no es nuestro cuerpo,
¿Por qué pensar o creer que lo que le pasa a él es lo que nos sucede a nosotros?
Eso no tiene sentido.

Cierto, que nuestro ser es invisible para nuestros sentidos físicos,
Ellos sólo registran una clase de vibración o longitud de onda muy lenta o densa.
Es, con otros sentidos como se capta nuestra esencialidad: con los ojos del alma.
Lo invisible para nuestros sentidos no significa que no sea real.
Al contrario, eso es lo que nos hace sentirnos reales, sabernos vivos y sobre todo: Vida.
El cuerpo, como tal, cerebro incluido, no sabe nada, es materia inerte
Estimulada, vivificada y animada por la fuerza del ser-conciencia que somos.
Y digo yo: si existe el mundo de la materia y para los sentidos físicos, tan rudimentario,
¿Qué estrechez de mente nos lleva a creer que no hay el mundo del espíritu o del alma?
Hay que ser muy poco imaginativos, muy desconectados de nuestro ser
O tal vez muy orgullosos para negarlo. Sí, hay una realidad espiritual. La esencial.