No es forma, no es objeto, no es nada de lo que se pueda
señalar,
Tampoco se puede explicar porque su propia
transparencia lo indica,
Entonces, ¿cómo hablar de ello? Digamos que es anterior
a cuanto existe,
Su sustancia es la de la existencia misma, y por eso
se le llama también puro Ser.
No siendo objeto, ni persona, ni forma, todo eso es
sin embargo también Eso
Como movimiento inseparable del ser y existir
siendo.
En ese Espacio soy como algo que nace y que viene de
toda la eternidad.
Soy ese Espacio Fondo Sin Tiempo vibrando como yo,
como Yo Soy,
Conciencia de ser, Presencia, el Ahora sin pensamiento.
Pero de eso que soy nace y se un movimiento propio,
con su tono y modulación,
Como una huella irrepetible. De ahí mi existencia en
el tiempo
Desde donde puedo crear mi propia melodía y canción:
Esa es mi vida como alma: otra dimensión externa de
mi Yo soy.
Remolinos de Vida, de Luz y Amor se agolpan hasta ese
punto o foco
Desde el que mi sentir se abre a la existencia como
ser que nace de Dios.
Esos remolinos son la esencia del Espacio-Vida que
todo lo envuelve y todo lo es,
Para que con sus notas interpretemos las partituras
de cada existir.
Sin descubrir esto ni experimentarlo las existencias
carecen de sentido,
Son como hojas volanderas llevadas por un viento del
que lo ignoramos todo.
De ahí que sea tan importante pararnos y contemplar
este instante de silencio
En donde Viento, Fondo, Espacio y Ser son más reales
que cualquier objeto.
Curiosamente al desaparecer como egos-personas nos
sentimos y sabemos
Más reales y vivos que nunca, Vida, Amor y Luz, como
nuestro verdadero Yo Soy.
Ese es el Espacio que me habita, desde donde puedo
ver mi cuerpo acariciado por Dios.