martes, 27 de noviembre de 2018

El largo Camino al Sí Mismo


Infinito es nuestro andar si miramos hacia atrás, si bien en el Tiempo nacimos.
Aunque jamás del Todo Uno hemos salido. De él la Conciencia Una se extrovertió.
La conciencia extrovertida era aún indefinida, pálpitos de pensamientos queriendo ser,
Impulsos-formas vertiéndose en existencias y en nuevas y más definidas formas.
Primero en un magma de materia-energía-vida, y, cómo no, también de conciencia.
El yo particular aún no cuenta, al inicio sólo el Yo de la especie, con sabiduría propia.
El Yo Mineral, con sus gradaciones evolutivas, de las más toscas a las más “luminosas”:
La roca, el plomo, el hierro…los dimántes, el oro, los cuarzos.
Y los vegetales, entre ellos, allá en lo alto, los cipreses, los olivos, las secuoyas…
La conciencia progresivamente más y más específica, y más aún en los animales.
Especies superiores son los caballos, los simios, los delfines, las ballenas,…
Y la conciencia claramente particularizada, individual: el alma humana.
Conciencia que lo ha sido todo, más aún, nunca se separó de nada, de la conciencia una.

Conciencia humana que ahora ya recorre su aventura: la historia de cada ser.
O sea: el Uno queriendo ser a través de infinitas partes incontables realidades de Sí.,
Todas ellas experimentando y plasmando infinitas posibilidades como existencia,
Sin dejar de ser la esencia del Dios-Uno en cada ser, caminando en un viaje eterno
Del no ser al ser, de la ignorancia a la luz, de la aparente muerte a la inmortalidad,
De la separación a la unidad, del yo soy esto al yo soy Todo.
En la fase primera pre-egos, presencias aún balbucientes de yo apenas claros.
Después egos más conscientes y estructurados, con sus mentes más avanzadas.
Y finalmente egos maduros, pero muy egos, sin despegar ni del cuerpo ni de la mente.
Luego intentos de trascender el ego y las iniciales aperturas al ser; y crisis como egos.
Después, seres conscientes de Sí y de su Proyecto. El Yo Soy Uno como paso siguiente.

lunes, 26 de noviembre de 2018

La salida de la Noche Oscura


En la Noche Oscura del alma uno está solo, sin agarres, parece que todo te deja,
Te sientes como abandonado. Es la estrategia del Ser para que nos rindamos a él.
Tras un tiempo en el no saber, pues nada de lo anterior te sirve, vienen destellos de luz.
Y un proceso de ascenso se abre. Te vas recolocando lentamente en tu verdadero ser.
Van naciendo el hombre y la mujer nuevos. Sólo dependientes de su Sí Mismo
Y por eso completamente autónomos, libres. Su conciencia el referente principal.
Ningún dios ni ningún poder o autoridad fuera. Asentados en la seguridad de ser.
Entonces se sabe de la inmortalidad sin brecha, porque el existir puro se experimenta,
Y todos los ecos de la multidimensionalidad del ser se presienten con evidencia interna.
Te sientes dueño y protagonista en tu mundo, que ves como el espacio en el que ser.
Y ya vibras con tu Presencia  en sintonía con la Totalidad, espacio real de tu identidad.
Las riendas de tu ser despiertan, y tú su dueño. Ves el pálpito de tu vivir abriéndose,
Buscando su genuino y real movimiento, con su luz, amor y modo inteligente de ser.
La expresión de ti ahora completa, integral, abrazándolo todo pero siempre siendo tú.

Esto es una escalada en la que te vas centrando en el Foco Conciencia-amor que eres.
Es un ascenso hasta reconocerte como al propio emperador/a  dueño/a de tu existir.
Y la vida en el temor siendo desplazada por la seguridad-poder de la luz de tu ser.
La pregunta por el qué he venido a hacer se invierte y se impone la de qué soy ahora,
Que es la que te da la respuesta sobre el qué hacer y el cómo vivir. Es tu regla y tu ley.
Y ves con ojos nuevos, sin necesidad de pensar, sólo escuchando el corazón,
La dirección y el movimiento de tu ser. Él llevando el timón de tu alma.
Y la Noche Oscura va quedando atrás. Un nuevo ser y una nueva conciencia han nacido.
Podrá haber caídas, pero para levantarse enseguida, pues ya sabes cuál es tu Camino.
Ahora a vivir compartiendo lo que eres. En el Fondo el Ser Uno en el que reencontrarte.

Desnudos ante el propio ser y el propósito del alma.


En una fase muy larga de nuestras existencias o de esta incluso, en concreto,
Hemos vivido “desde/en la superficie”, muy identificados  con nuestra historia personal
Y la historia del mundo dentro de la cual nos hemos movido y existido.
Nuestros egos físico-mentales con su propia argumentación han prevalecido,
Tanto que fuimos tomando como identidad propia una idea, la del personaje dominante
En cada vida o en cada período de tiempo, alejándonos así de nuestro yo real.
Cuando esto se ha llevado ya hasta el extremo, el agotamiento de ese ego se vislumbra,
Hasta resultar altamente insatisfactorio y vacío. De ahí la búsqueda alternativa
Que, en su momento, todo humano emprende hacia el descubrimiento de su Sí Mismo.
Y, por eso, en cierto trecho del largo proceso hacia el Despertar llega la Noche Oscura,
Noche a la que el mismo Ser nos aboca para que despertemos reconociéndonos en Él.
Este camino exige que nos vayamos desnudando capa a capa de nuestros falsos yoes,
En el pensar, en el creer y saber, también en el hacer y querer hacer, y en nuestro sentir.
Es este un trabajo minucioso de introspección y ahondamiento hacia la esencia del alma,
Hasta descubrir los diamantes más genuinos que en nuestro corazón se encierran,
Y renacer como mente, corazón y voluntad alineados ya con nuestro Propósito divino.

Desnudez, esta es la palabra clave. Quedando con ella a la intemperie de nuestro ser,
Tras vidas sometidas a condicionantes de todo tipo dentro de los cuales hemos vivido;
Para extraer la perla dorada de nuestra verdad más profunda en el centro del tiempo.
Como lo haríamos para rescatar una pequeña piedrecita colgada, olvidada  y perdida
Allá en el interior ignoto de una inmensa bola de nieve. Esa es la tarea del Despertar.
Y reemprender después, con la conciencia nueva de ser, el verdadero Camino,
El de los servidores de la Luz, el de los que sienten la Unidad, de los al fin renacidos.
Bendita Noche Oscura, pues, la que antecedió al alba, y era anuncio adelantado
De esa Lluvia Fina, de sabiduría, amor y poder encendida, inundando  un Nuevo Día.

La Noche Oscura del alma


De ella han hablado casi todos los místicos, San Juan de la Cruz entre ellos.
Es un punto clave en el que se encuentra en un momento dado el buscador espiritual.
Normalmente, antes, la inquietud y la demanda de algo nuevo ajeno al exterior nacen,
Fruto quizás de desencantos, alguna crisis, una enfermedad o una situación grave,
Entonces nos movimos tras maestros, abundantes lecturas, experiencias,
Cursos, y meditamos…, eso para explorar nuevas perspectivas y comprensiones
Que apacigüen la mente, alimenten nuestra alma y calmen nuestro corazón anhelante.
Cuando se entra en esa recta del camino interior uno ya se abre a la aceptación
De otras realidades, de la unidad en el todo Uno, de la Presencia que todo lo envuelve,
De que se es una realidad inmortal; y hasta puede que se tenga o se haya tenido
Algún tipo de experiencia mística, de visión o contacto con los otros planos.
Pero entonces, la vida aún se mantiene con agarres y cierto equilibrio con el pasado.

Hasta que llega el momento en que parece que todo se cae, y lo que nos había servido,
Con sus valores, estructuras y proyectos dejan de servirnos, Nos quedamos sin agarres
Desamparados, nada nos conforma, nada nos llena, no sabemos qué hacer ni a donde ir.
Y entra una angustia muy profunda, se sufre. En un momento puede que nos levantemos
Pero pronto volvemos a caer. Ni lecturas, ni nada dan sosiego a nuestro dolor. Soledad.
Y lo paradójico, sabemos que el camino existe, que la Luz es real; pero no vienen,
Y si lo hacen, en pequeños destellos. El buscador no se conforma. Noche oscura.
Sólo nos podría llenar un verdadero salto interior, la transformación de la propia visión,
Pero no de forma intelectual sino desde el alma, desde el corazón mismo del ser.
Mientras esto no llega, angustia. Digámoslo: esto forma parte del proceso del Despertar.  
Y hay que esperar, más que hacer, estar abiertos y Confiar. El Nuevo día está al caer.
Y con él la Autonomía del saber y del poder, con la Claridad y el Propósito recobrados.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Mente cerebral y mente del corazón


Hay una inteligencia funcional y emocional ligada a los procesos mentales
Que se apoyan básicamente en el cerebro como mecanismo posibilitador.
Esta clase de inteligencia nos da una clase de saber necesario para funcionar,
Situarnos, conocer y hasta cierto punto comprender el mundo físico.
Existe una clase de sabiduría que se corresponde con este nivel de conocimiento.
Casi todos los grandes avances de la ciencia se mueven en este terreno
Que se sitúa en el afuera de nosotros mismos, es decir en el del tener.
Pero hay otra clase  de saber y de conocimiento que va por otra vía complementaria,
Y que toda la sabiduría antigua y las tradiciones espirituales han situado en el corazón,
Este saber tiene que ver con nuestro ser, su origen, sentido, vida, propósito y destino.
Y, a diferencia del mental ligado al cerebro que es discursivo, racional, etc.,
Este es inmediato, directo, en contacto con aquello sobre lo que sabe, es decir intuitivo.

Podríamos decir que hay, pues, también un “cerebro cordial”, de/en el corazón.
La inteligencia del corazón o espiritual sabe de nuestra memoria como almas,
Conoce bien el motivo de nuestro nacimiento y el porqué de nuestras circunstancias,
Y es el asiento de nuestro saber superior ligado a la Fuente o sabiduría divina.
Normalmente, el ser humano en su evolución ha desarrollado más el saber mental,
Asentando así egos funcionales. Pero el camino del ego-mente ha tocado techo.
Ya es hora de emprender el Camino del Corazón que señala al Yo superior.
Ahora la atención situada en el cerebro-mente la hemos de desplazar hacia el corazón,
Esto significa que hemos de aprender a escuchar a nuestra verdadera “voz”,
Que es la voz de “Dios en nosotros como nosotros”, nuestro verdadero Guía y Maestro.
Este giro del cerebro-mente al cerebro-corazón nos lleva a una nueva sabiduría,
Que nos adentra en la Unidad, el Gozo, el Sentido de nuestra vida, y el Poder para crear.
  

domingo, 18 de noviembre de 2018

La Creación: Acto primero.


El Todo Uno en el eterno Ahora, contiene tiempo y no tiempo.
Siendo simultáneamente lo inmanifiesto y su manifestación, Ser y Nada
Puede ser visto como un Algo de sí mismo; esto es el Kosmos o Multiverso
 Con sus infinitos universos que son sus formas globales de existencia.
Los sostiene su Voluntad de ser como Acto o Manifestación de su Potencial.
Cada forma kósmica es como un pensamiento del Uno. Un Alma Kósmica
Que estalla como infinitas almas: eso son todos los seres de la Creación.
Las almas son el Todo disfrazado en partes, y cada parte es una semilla de ese Todo.
Toda semilla-alma forma su propio cuerpo para experimentar creciendo y aprendiendo
La evolución de lo que significa ir de lo inmanifiesto a su manifestación absoluta,
Y de todos los infinitos potenciales a su realización en acto.
Lo Inmanifiesto es el Amor, la Sabiduría y la Energía sin forma, en estado Puro.

Lo manifiesto, El Kosmos posee Cuerpo, es el Cuerpo del Todo Uno hacia fuera de sí
Conteniendo dos principios: el de la Materia primordial y el del Espíritu primordial,
Siendo ambos dos manifestaciones del Uno con idéntica esencia y finalidades distintas.
Ellos son la base que permitirá el Juego y la dinámica de la Creación
Entre las infinitas aparentes partes, constituidas por todos los seres-almas existentes.
La Materia es el principio de toda forma, el Espíritu es presencia del Todo en ella.
Es como un juego, pues no hay dos principios ni la dualidad existe, sólo el Uno.
La Materia es el rostro externo de la aparente diferenciación entre las partes
Para que la dinámica relacional, encuentro-desencuentro, yo-tu se de.
Esto también es posible gracias a la aparente división del Espíritu en almas-seres.
Desde este Fundamento y Origen devienen infinitos universos, mundos, planos y seres.
Cualquier limitación que veamos en ello es sólo producto de nuestra mente.

Infinitos planos, universos y seres


La Realidad es Una, el Ser es Uno, eso es el Absoluto, el Sin Límites.
¿Por qué, pues, habría que poner compuertas a su manifestación? No tiene sentido.
El Absoluto es tanto en potencia como en acto sin fin, por eso es el Todo Uno.
¿Cuantos mundos, cuantos universos, cuantas clases de seres, en cuantos planos?
Infinitos, inabarcables, inagotables, innumerables, también en pluralidad y diversidad.
Son el Absoluto como algo, alguien y en todo. El ser lo sabe, la intuición también.
Tenemos que entrar en el flujo de la conciencia y sabiduría del Absoluto para verlo,
Y se ve y se experimenta porque nuestro ser particular forma parte real de ese fluir.
¿Y qué tipos de seres? Elementales, humanos, no humanos, ángeles, seres de luz,
Despiertos, supramentales…positivos, negativos, santos, malvados, dioses, “demonios”,
…todos formando parte de un sinfín de posibilidades en infinitas formas de existir,
En las que el Amor-gozo, la Inteligencia-conciencia y la Voluntad-poder
Se despliegan dentro de una escala también sin fin y evolutiva que va de menos a más,
Es decir del aparente no ser, la aparente no-conciencia, la aparente no voluntad-energía
Y el aparente no gozo-amor a las infinitas e ilimitadas cumbres en que el Inefable Es.
¿Por qué, pues, no creer en extraterrestres, seres de dimensiones ignotas e incontables,
Amorosos, sabios y evolucionados unos, egoístas, dominadores y malvados otros?
Todo forma parte de la Realidad, todo forma parte del Plan, que no es otro
Que el de las infinitas realizaciones y juego del Uno que en su potencial las contiene.

He ahí la importancia de no perder la perspectiva de comprender que todo es El Uno,
Que todo es manifestación del Absoluto y que fuera de Él/Ella/Ello nada hay.
Poder sólo hay Uno; Amor, Uno; Existencia, Una; Conciencia, Una, Ser, Uno.
Sabiendo que eso es lo que somos, nunca entregaremos ni el poder ni la voluntad fuera,
A nadie. El Absoluto es el centro y la Fuente de toda existencia, voluntad y conciencia.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Qué o quién es mi “Yo”. ¿Quien soy?


¿Soy un qué, un quien, un ser que trasciende a ambos, o aún más?
Si por persona entendemos  un compuesto de agregados físico- mentales somos un qué,
Si nos vemos como una estructura espiritual que se sirve de un cuerpo-mente
Y que se apoya en un centro de conciencia, diríamos que somos un quien,
En cambio, tomados como fondo axial de conciencia somos un ser, o sea, un Yo Soy.
Pero Contemplados desde la Totalidad presente en nosotros, somos el Ser, somos Dios
En cualquier caso, somos un foco a través del cual la Realidad Una es, como nosotros.
Ese Foco es real, donde ser, conciencia y existencia son lo mismo, puro reflejo de Dios.
Unidos a la Totalidad podemos experimentarla y saborearla en nosotros,
En la misma medida en que el agua del río experimenta y “sabe” del agua del Océano.

Como personas, unidos a sus personajes nos perdemos en el afuera sin encontrarnos.
Como almas, sentimos el propósito, sentido y latir de la aventura divina como nosotros.
Como focos de conciencia experimentamos la Radiante y Gozosa Luz del Ser.
Como la Totalidad en la “parte” que somos, somos Uno en todo y con el Todo.
Como personas, actuamos y representamos un papel; es lo más superficial de nosotros,
Y vale sólo para que nuestra alma fije un anclaje en el mundo de la forma.
Como almas, somos el mecanismo espiritual que el ser, “chispa” real del Todo Uno,
Ha creado para vivenciarse en la aventura particular que va del aparente no ser al ser,
Y de la ignorancia e inconsciencia más ínfimas al despertar a la Autoconciencia sin fin.
Como chispas del Ser Uno gozamos continuamente de la plenitud en la existencia.
El trabajo del alma, pasa primero por limpiar su identificación como ego-personaje
Y tras abrirse después a la autoconciencia de sí se incorpora consciente y activamente
A su participación individual y genuina en el Plan divino.
El paso siguiente es nuestra identificación con el Ser que somos. Después, los dioses…

jueves, 15 de noviembre de 2018

Mi alma, mi ser y el Absoluto


Por la conciencia que experimento en mi como ser consciente que soy
Sé de la Realidad Una, tanto en su sentido absoluto como en su dimensión relativa.
El sentido Absoluto y por lo tanto como Unidad me lo da mi conciencia de ser,
O sea, por ella experimento conciencialmente que la Realidad es Una, no dos,
De lo contrario una de ellas sería no-realidad, lo que es simplemente absurdo.
Capto la Realidad Una en la medida en que la conciencia que soy no está fragmentada
Ni separada tampoco de la Conciencia de la Realidad Una o Realidad Absoluta.
Mi conciencia no se halla fuera sino en la Conciencia Una que está también en mí.
Así que, todo ser es un foco de conciencia por donde se experimenta El Absoluto,
Esta es mi esencialidad absoluta, o sea mi ser, lo más yo de mi mismo, lo que yo soy.
Pero a la vez que experimento mi dimensión absoluta por mi participación en el Todo,
También es verdad que evidencio en mí y fuera de mí dimensiones relativas de realidad.
Las dimensiones relativas de la realidad lo son por ser cambiantes  e impermanentes,
Además de no ser lo que somos sino lo que tenemos como instrumental del ser.
Todos los cuerpos de los más densos a los más sutiles son instrumentos impermanentes.

Nuestra conciencia o ser esencial se ha creado su propio instrumento
Para interactuar, crear, crecer, aprender, amar. Ese instrumento es nuestra alma.
El alma es un núcleo de realidad individual que contiene la semilla de la Totalidad.
Cada semilla del Absoluto en cada alma tiene su propio ADN espiritual,
De ahí que cada alma, con sus cuerpos, sea única y a la vez partícipe de y en la Unidad.
Por nuestra dimensión esencial nunca perdemos el contacto con la Conciencia Una,
Y desde nuestra dimensión relativa concretada en nuestras personalidades espirituales
Vamos recorriendo un Camino que es el que va de la Ignorancia a la Luz.
Este Camino está alentado por un Propósito evolutivo que anida en cada alma.

Realidad y sentido del alma en el Todo Uno de Dios.


Algunos niegan la realidad del universo y en él la del alma, dicen que son ilusión.
Otros niegan el sentido de lo que hay y dicen que todo es un accidente cósmico.
Para los primeros sólo hay un Vacío Absoluto y lo manifestado es sólo un sueño.
Para los segundos no hay más que materia y el espíritu sólo es una entelequia, fantasía.
Muchos creyentes en el espíritu niegan la  consistencia del alma, igualo que los materialistas.
Y luego están los que afirman el valor esencial del alma inmortal como sostén necesario
De un proceso evolutivo de la conciencia que todos estamos viviendo vida tras vida.
A quienes todo lo reducen a materia ciega les señalamos de ella  su total relatividad,
Pues la materia densa como tal no existe, y lo que la forma es pura luz y energía.
Y en cuanto a la casualidad de esta y la ausencia sustancial de inteligencia y sentido
Les remitiremos a la armonía, belleza, orden, equilibrio, leyes, riqueza infinita, etc…
En que se nos muestra y que nosotros mismos, como parte de ella constatamos.
Y ¿qué decir de los que hablan de su irrealidad o sueño del que hay que salir?
Si es un sueño, su soñador debe de ser muy sabio y muy real, eso salta a la vista,
Con una particularidad muy importante que le quita a ese sueño todo carácter de ilusión,
Que Él mismo soñador forma parte del sueño, con su energía, conciencia, inteligencia...

Luego: si la conciencia, energía, sabiduría y toda la esencia de la Fuente del sueño
Están presentes, ese sueño ya no es un sueño  sino  pura realidad, orden y sentido.
Esta realidad es algo deseado por la Fuente. Lo veremos después, mientras tanto:
¿Alguien puede negar que el existir existe, o afirmar que nuestro concienciar es irreal?
La Realidad es palpable, su inteligente complejidad evidente y su Presencia constatable.
¿Y el alma de cada ser?, ella es la constancia real de esa Presencia de esa Fuente,
“Encarnada” como energía, átomo, materia, vida, mente, inteligencia, amor, gozo…
En el mineral, vegetal, animal, como seres humanos, y en todos los seres 
a través de los cuales evoluciona en conciencia, creatividad y amor.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Todo son espejos donde verse nuestro ser

Miremos allá hacia donde miremos iremos encontrando partes de nuestro ser
Hasta que llegue el momento en que nos reconozcamos en todo sin separación alguna.
Entonces veremos que dentro y fuera, yo y los otros, el universo y yo, el Todo y yo
Somos lo mismo. ¡ Y eso, sin necesidad de que nada desaparezca como lo que es!.
Espejos, todo son espejos para que recobremos la memoria de lo que somos.
Este es el mecanismo que el Ser ha elegido para autorreconocerse,
Su potencialidad infinita se ha convertido en acto, su ser en existencia, su todo en partes
Cómo, pues, iba a ser finito el universo. Imposible.
Infinidad de universos, de niveles y planos, infinidad de formas y de seres.
Abundancia sin fin, diversidad sin límites que sólo la mirada del Uno puede contener.
El ser, nuestro ser, lo contiene todo, por eso es posible conocer y saber  del infinito,
El Todo se nos acerca porque lo contenemos, del mismo modo que nos hallamos en Él.
Pero la mente pequeña no sabe apenas nada, es ciega, y con ella queremos comprender,
¡Qué locura!, como locura es la del niño queriendo poner todo el Océano en un vaso.
Somos como niños, pero podemos ver a través de sus ojos y contemplar Lo Inefable,
Porque Lo Inefable se halla en nosotros, y lo somos. En nosotros está el Ojo de Dios.

Hacia donde miremos nos vemos. Todo se nos muestra para ser amado e integrado,
Este es el juego de los espejos en el que más allá de mi mismo también soy yo.
Sublime paradoja divina que pone fin a todo juicio separador. Fin de la dualidad.
Porque quien separa y juzga se aleja de su Sí Mismo. Amar es unir,
El verdadero amor no distingue, ni tiene preferencias, sólo el ego fracciona y excluye.
La visión real ve la unidad en todo y el Todo en todo. Esto es Iluminación, el Despertar.
La Tierra con sus minerales, vegetales, animales y todos lo seres, todos los planetas,
Soles y galaxias, los universos infinitos…Todo es nuestro Espejo, sin corte alguno.

Hacia la estabilidad en la luz del ser


En el pensamiento hay movimiento y variaciones constantes.
Son miles los pensamientos que cruzan nuestra mente y con ellos las emociones,
Pues no hay emociones sin pensamientos, ni estos suceden sin que se den aquellas.
El obrar que sigue a los pensamientos carece de la misma solidez que los pensamientos.
Por eso una vida basada en los pensamientos no puede satisfacer más que puntualmente,
Es decir, el obrar en sí mismo no es una garantía de felicidad y menos de plenitud.
Pero nuestro ser sabe que sí existe estabilidad y armonía perfectas. Él es ambas cosas.
El problema que tenemos los seres humanos consiste en el peso de nuestro ego,
Es decir, de nuestros pensamientos, emociones y cuerpo físico en nuestra vida,
No porque estos no tengan valor, sino por el olvido del ser que les asociamos.

Nuestro ser esencial es conciencia pura, que es gozo, armonía e inteligencia sin fin.
Ese ser esencial siempre está necesariamente presente, pues es justo lo que somos,
Pero lo vivimos como un trasfondo o como un eco que se funde con nuestro ego,
Por eso ante la contundencia de nuestro ego y el fragor de la vida apenas lo percibimos.
Es como el más grande de los tesoros al que el polvo de los días lo hubiese ocultado,
O como una pequeña piedrecita extraviada allá en el centro de una gran bola de nieve.
Esta piedrecita, este tesoro es el que ha de ser rescatado, aunque sólo por cada cual,
Tiene que ser autopercibido por uno mismo. Esto es el autodespertar. Desde dentro.
Tomar conciencia de nuestro ser y respirar en él. Recobrarlo como una amistad perdida.
Y dejarle espacio para que ocupe él solo todo el espacio, sin negar nada, respirando ser.
Está tan cerca…, se nota su presencia, se “oye”, se “ve”, estamos impregnados por él.
Nos baña y ni siquiera nos podemos distanciar de él, tal es su unicidad en/con nosotros.
Lo somos. Somos ese ser real que alienta vida y  manifestación activa de nuestra alma,
Como seres encarnados que se sienten y son uno con el mundo, el cosmos y el universo.

Irradiando desde nuestro Poder interior.


Todo cuanto existe, sin exclusión, es manifestación y extroversión del Ser Uno.
Todo es resultado de la exhalación consciente de Lo Real, Dios, el Ser.
Todo es despliegue inteligente de la Inteligencia y Gozo En Sí, y por eso con sentido,
Eso es este y los infinitos universos, todos los seres. Somos Su manifestación.
El Uno en lo múltiple, pero lo múltiple siempre conteniendo al Uno. Dios en todo.
Y cada ser un foco real de inteligencia, voluntad y amor. Somos centros de Poder.
El Uno que quiere ser su totalidad a través de cada particularidad, en cada alma real.
Somos almas, sí, aspirando a realizar la totalidad del Uno desde nuestra creatividad.
Somos centros originales de creatividad y poder interior para realizarla en este mundo.
Por eso somos focos de vida consciente irradiando en todos los ámbitos de la realidad.
Eso requiere de voluntad asumida y decisión constante para ser como almas encarnadas.
Y esto no es posible si no reconocemos nuestro poder que no puede ser transferido.
Transferir nuestro poder de ser, entregarlo, es limitar y olvidar a nuestro ser. Gran error.
Somos centros de poder para amar, gozar, crear, descubrir, realizar, vivir, transformar.

Dios en nosotros  siendo a través, en y con la vida, el mundo, el cosmos, el universo.
Nada, pues, ajeno a nuestra realización, y todo en nuestras manos para ser vivificado.
Nuestro trabajo, las relaciones, la pareja, la familia, la política, la ecología, el arte…,
Todo es un instrumento para que la existencia, la presencia, el amor, la inteligencia
El poder y la energía del Ser en nosotros y desde nosotros se expresen aquí y ahora.
Esto es lo que tenemos que interiorizar, dándonos cuenta de la unidad del Todo en todo
Y por eso mismo, eso es lo que hay que vivir en la diversidad de nuestra vida.
Somos centros esenciales de irradiación desde donde El Uno se expresa como nosotros.
No tiene sentido por eso levantar compartimentos estanco ni poner compuertas a la vida.
Estamos llamados a ser focos de luz manifestando nuestro potencial infinito en todo,
En cada faceta de nuestra vida, que espera expresar desde allí la Vida Una que contiene.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Creciendo en conciencia. Del ego al ser.


Todos lo podemos observar y comprobar en nuestra vida: la conciencia evolucionando.
Darse cuenta de esto es fundamental, por las consecuencias tan grandes que conlleva.
Yo recuerdo mi infancia, cuando vivía inmerso en lo que acontecía, unido y atado a ello,
Me sentía un sujeto pasivo, consciente pero incapaz de tomar distancia de mi mundo,
Yo era prácticamente lo que otros me hacían vivir. Y eso era lo único real para mí.
Más tarde me fui percatando de mi desencaje con la vida que se me hacía experimentar,
Sentí la cárcel del ego. Ser una piedrecita dentro de una bola de nieve. Había que salir.
Posteriormente me hice rebelde, protestaba, acusé, y lo quería cambiar todo, pero fuera.
Creí que todo era cuestión de personajes, de cambiar el que se me había dado por otro.
Y entonces me empeñé en fabricarme a mí mismo: llegar a ser tal o cual nueva “cosa”.
En esa tarea invertí mi energía y mis esfuerzos, casi hasta la extenuación. Sufrimiento.
Hasta que surgió la pregunta que lo transformó todo: “¿y tu ser?, ¿dónde está tu ser?”
En adelante me propuse encontrar la respuesta que sólo podía hallar dentro de mí.

Y vinieron nuevos y reforzados impactos, en mi corazón. Ya nada volvería a ser igual:
 “Encuentra tu ser y el modo en que este quiere expresarse en este mundo”.
Y más aldabonazos: “el dharma de los que andan a la búsqueda de sí”. ¡Era mi caso!
¡Cuánto tiempo había estado fuera de mí! Ahora me daba cuenta. Tenía que regresar.
Y así se fue abriendo el cielo de la Presencia, de la Conciencia, del sentirse ser.
Y, ¡ay!, el fuego divino que como un rayo me atravesó. No es poesía. Es realidad.
Desde entonces la conciencia abriendo espacios, y ella la protagonista.
Camino largo pues, del ego al ser; esta es la historia de una vida, quizás la de todas.
Y al tomar más y más conciencia de ese ser, de lo que Yo Soy, como algo natural
Nace simultáneamente la evidencia de su poder interior empujando hacia el exterior.
Ser, pues, pero ser manifestándose, en su creatividad y originalidad, desde su libertad.

sábado, 10 de noviembre de 2018

¿Quién soy yo? La conciencia de ser


Aquello que piensa uno de sí mismo eso no es lo que es,
Tampoco lo que otros piensan o creen de nosotros. Nadie es un pensamiento.
¿Y las emociones, estados de ánimo?, van y vienen, tampoco es lo que somos.
¿Acaso nuestro cuerpo?, varían constantemente sus átomos, sus células..,
En absoluto somos este conjunto de líquidos, carnes, huesos y órganos.
¿Tal vez somos nuestras acciones o quizás nuestras posesiones?
Evidentemente que no, todo eso son falsas identificaciones. ¿Qué somos entonces?
Alguien podrá decir que somos todo lo anterior mientras sucede y existe, luego nada.
O sea, que seríamos algo en sí mismo inestable, evanescente y finalmente mortal.
Pero esta deducción sólo es válida si se hace en función de lo anterior.
No obstante, ocurre que en nosotros existen sentires o autopercepciones distintas
Que no se corresponden ni encajan con nada de lo apuntado. Y no son fantasías.

Es muy real la experiencia de saberse existencia en sí misma, es decir, “saber que soy”,
O lo que es lo mismo, ser conciencia autónoma e independiente de las asociaciones
Con todo aquello que pueda ser observado: como pensamientos, cuerpo, emociones…
Paradoja: como esta experiencia está siempre tan presente nos pasa desapercibida.
Nos sucede como a los peces con el agua, que no la ven porque les inunda siempre.
De tan inmersos, rodeados, e inundados por/en la pura conciencia de ser, no la “vemos”.
Por eso es tan necesario que nos detengamos y contemplemos con atención despierta,
Para experimentar entonces con la visión del ser que todo es conciencia, presencia.
No es posible observarlo en sentido literal porque no es algo que esté “ahí” sino “aquí”,
Ni dentro ni fuera sino más allá y también más acá de ambos. Es lo que somos.
Nuestro ser es pura existencia, un “hecho real en sí mismo”, vida en estado puro.
Y eso es eternidad, libertad, alegría y gozo sin fin.