domingo, 3 de noviembre de 2013

LOS ÁNGELES



       
 Se ha hablado y escrito mucho sobre ellos. Aparecen en  el Antiguo y Nuevo Testamento, así como en casi todas las religiones del mundo, en los panteones griegos, donde se incluían dioses alados, como Hermes y Eros, que eran mensajeros entre los dioses del Olimpo y los dioses menores de la Tierra, también se encuentran en las antiguas culturas de Egipto, Babilonia, y Persia, que contaban con ángeles, a veces llamados “dioses, o en la tradición védica de la India, donde hallamos, reflejados en la riquísima iconografía de sus templos, una considerable multitud de ángeles, genios, demonios y ninfas rodeando a dioses y diosas. Y en los romanos, que fueron los primeros que en Occidente pintaron ángeles con alas, también en Patanjali, contemporáneo de Platón y autor de los famosos Yoga Sutras, quien explicó la manera de entrar en contacto con ellos; el mismo Zoroastro, llamado también Zaratrusta (628-551 a.Cto.) describió detalladamente en su Avesta sus muchos encuentros con ángeles, y en el Corán se citan a menudo los ángeles y arcángeles, sin olvidar a Dionisio el Areopagita, que es la máxima autoridad en materia de angelología cristiana, además de, por supuesto, Sto. Tomás de Aquino. Una lista, que, como se ve, se podría alargar muchísimo, y que es un buen indicativo a la hora de valorar la realidad e influencia de los ángeles en la historia de la humanidad.

            Creo y siento que los ángeles existen, como una realidad inmensamente entrañable y bella; así que, cuando me paro y fijo la atención en ellos los entiendo y percibo como emanaciones puras de Dios, de Lo Divino; por eso, precisamente, son presencias que nos envuelven, que nos acompañan y que nos conectan, -si nos abrimos a ellas-, con los niveles superiores del alma; de modo, pues, que, al entrar en contacto con ellos experimentamos y vivimos, sobre todo, el gozo y el amor, la alegría profunda de lo sagrado en nosotros, en nuestro corazón. Por eso, se dice de ellos que son los “mensajeros” –, que es lo que significa aggellos-, porque nos traen la presencia de lo divino y porque nos ponen en comunicación con ella. Como la voz de Dios, los ángeles hablan a través de nuestro ser, como la presencia de Dios están presentes como nuestro ser, como la compañía de Dios nos acompañan como nuestro ser. Pero no sólo eso, sino que también son particularizaciones externas y reales, criaturas, formas luminosas  de la alegría, el amor y el poder divino, seres de luz, los cuales, como el ángel Gabriel, Rafael, Miguel, etc…, representan cada uno un aspecto arquetípico del ser divino: guardián, defensor, poder de realización, amor sin reservas, etc.

A través de ellos, nuestro poder se extiende y se prolonga más allá de nosotros mismos, allí donde no podemos aún llegar y para lo que nuestras fuerzas están limitadas, porque los ángeles están y han sido creados dentro del orden cósmico para eso, y, en ese sentido, son intermediarios, instrumentos y puente del poder de Lo Real divino y nosotros. Por eso, son energías que están siempre, si las solicitamos, amorosamente disponibles y a nuestro servicio, pero no para la realización de caprichos egoístas o no alineados con el amor y la conciencia, sino sólo  para aquello que va en el sentido de nuestro crecimiento y desarrollo como almas en evolución. Así ha ocurrido y ocurre en los miles y miles de casos que nos hablan de ayudas, incompresibles con nuestros medios, de resolución de problemas y conflictos en los que ellos han sido los verdaderos protagonistas. Los ángeles no merman nuestro poder sino que nos lo muestran, al poner ante nuestros ojos, y para que lo reconozcamos, nuestro potencial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario