Los cosmólogos, físicos y
químicos tienen su máximo empeño centrado en este objetivo: se esmeran con
insistente y meticuloso esfuerzo por encontrar el ladrillo básico y fundamental
de la materia, buscando así aquel tipo de partícula que se pueda, por fin,
presentar como el sustrato primigenio de la misma, de ese modo es como han
conseguido aislar decenas de partículas y subpartículas elementales; pero esto
no ha sido todo sino que en su indagación han descubierto también que la
pretendida materia se les deshacía entre las manos al constatar que esta de sólida
no tenía nada sino que, en contra de lo que se había creído, se sostiene en un
mar de vacío, el “vacío cuántico” o “campo cero” como le llaman algunos, de
donde brotan, aparecen y desaparecen, impulsos o “chispazos” de energía que por
condensación dan lugar a los primeros
indicios firmes de materia.
El
origen, pues, de la materia no sería, por lo tanto, ni mucho menos, material
pero sí real y no sería otro que el fundamento de todo cuanto existe, para lo
que ya algunos físicos, Ervin Laszlo, por ejemplo, y otros se han aventurado a
ponerle nombre, además de los ya citados –vacío cuántico y campo cero-, como los de “campo akásico” o “matriz divina”
(Gregg Braden), términos que en su significado concuerdan y encajan con
bastante exactitud en lo que tradiciones milenarias han definido como
“Consciencia”, Espíritu, “Dios”, “Tao” u otros nombres de contenido semejante.
Tanto son así
las cosas, que podríamos decir con bastante precisión que el origen de la
materia es absolutamente espiritual, y que la pretendida separación entre
materia y espíritu no es tal sino que existe una continuidad absoluta entre
ambos, o, dicho con otras palabras, que eso tan aparentemente compacto como es
lo material es el resultado de la condensación del espíritu, igual como este es
la expresión de la sutilización o espiritualización de la materia. El
paleontólogo, filósofo y místico Teilhard de Chardin es uno de los más grandes
exponentes a la hora de fundamentar y explicar lo que estamos señalando,
Aurobindo, sabio hindú, lo razonaba en términos muy parecidos.
¿Y
el origen de la vida, cual es?, o ¿cuándo y en base a qué surge esta? Aquí se
podría decir casi lo mismo a lo expresado respecto al origen de la materia. La
vida no surge por primera vez en algo, un vegetal por ejemplo, de lo que de
forma taxativa se pueda decir que es el primer ser vivo y antes de él la vida
no existía., porque no es así como se dan y ocurren las cosas en la naturaleza.
Hay un proceso evolutivo rigiéndolo todo, y en ese proceso, por lo que se puede
intuir y poco a poco demostrar y ver, se contienen desde el inicio las
características, potencialidades y cualidades de lo que después veremos surgir,
primero como la pre-materia, luego la materia en el mundo mineral, después la
pre-vida y al final, de forma más que evidente, la vida localizada como es el
caso de los vegetales, y así de forma ascendente hasta el ser humano.
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