Nadie está solo, la soledad en sí no existe, solo
desde el ego se experimenta
Es una cuestión de tu mente colocarte o no en esa quimera.
Vives en el Absoluto, en el Fondo que eres, que es
Presencia no separada,
Presencia del Uno particularizada como tú. Y eso es
plenitud, tu identidad real.
Ni queriendo, ni con esfuerzo podrías salirte de
Eso, de Ella, pues te interpenetra,
Te envuelve, transpira en ti, en donde existes como
Tú en el eterno Ahora.
A veces, el buscador, que no se ve como Eso, busca,
y de su buscar hace un camino,
Y, en su olvido, cree convencido estar andando fuera
de su Sí Mismo,
No se da cuenta de que lo buscado ya forma parte de
su esencial impulso,
Anidando tras su respirar, su vida entera, y todos
sus movimientos.
El buscador aún no bajó del todo de la mente,
separativa siempre, en que vivió
No se decidió lo suficiente como para abrirse y
rendirse a su corazón,
Puerta de conexión con el ser, donde toda duda,
inseguridad o miedo desaparecen,
Donde la sabiduría silenciosa que tu alma ha
cumulado desde siempre
Encuentra el poder de ser y de manifestar
creativamente su inmenso potencial,
Y donde el amor-gozo, verdadera naturaleza tuya,
impregna tu existencia entera.
En el corazón del ser, mente, corazón y acción se
integran,
Experimentándose así la perfecta unidad entre tu
pensar, tu sentir y tu obrar.
Como buscador no te diste cuenta de la Presencia
constante en ti de lo buscado,
Y de que Ella lo era todo como tú. Extraño juego
entre el ser todo y creerte aún nada,
Entre un vivirte aún como si fueras un pequeño yo y
el Yo Expandido que eres.
Todo mientras tanto es como un espejismo en el que
vives, hasta que tu Ver se abre,
Entonces todos los contrarios y opuestos se
encuentran, y las paradojas se resuelven.
Y es que, buscador y buscado son lo mismo,
perspectivas distintas desde la que verse,
Si ahora me vivo como parte sólo es para luego
reencontrarme como Uno.
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