Lo que Soy, donde me encuentro, no es forma, no es objeto, no es nada de lo que se
pueda señalar,
tampoco se puede explicar; su propia transparencia
ya directamente lo muestra;
entonces, ¿cómo hablar de ello? Digamos que es “anterior”
a lo que hay,
su sustancia es la de la existencia misma, por eso
se le llama también puro ser.
Soy uno, en
ese Espacio Fondo del no tiempo vibrando como conciencia completa,
conciencia de ser yo sin pensamiento, Presencia, Eterno
Presente, Ahora.
Refugio, Tierra de salvación, Centro de verdadera
paz y Plenitud de ser. Eso soy.
Nada del exterior le afecta, ni le turba, ni le
espanta, sea cual sea su magnitud.
Remolinos de Vida, de Luz y Amor surgen del corazón
de mi ser; ellos son
la fuente de mi existencia, en la que después me
pierdo olvidando lo que, de Mí, sé.
Cuanto vivo, aquello que amo, por lo que lucho,
sufro, gozo o me inquieto
realmente no es, ni nunca fue, en nada ajeno a la
verdad de mí, pues también soy eso,
aunque no como lo veo al proyectarme y extraviarme
fuera de Mí.
Soy todo, pues nada experimento que no esté en mi
conciencia, la fuente de mi ser;
sólo el pensamiento construye contenidos en mi
conciencia que lanza luego fuera de Mí,
siendo así como constantemente forma y refuerza lo
que es mi pequeño yo: el dormido.
Sin conocer ni descubrir esto las existencias se
mueven extraviadas, sin apenas sentido,
siendo hojas volanderas llevadas por un “viento” del
que también se ignora todo.
De ahí, que sea tan importante pararnos y contemplar
ese Fondo de Silencio
en donde Viento, Espacio, Plenitud y Ser son de todo
la raíz y su alimento.
Entender la existencia como algo separado de aquello
que es el Espacio en que Soy
no es posible, no es real, es ficción. Pero desde el
Ser, todo está bien y es perfecto.
Un centro de conciencia Soy, en cuyo Cielo suceden todas
las infinitas existencias.
Pero las miradas aisladas, hacen de mí identidades
distintas, siendo que Soy un solo Yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario