lunes, 21 de enero de 2019

El mundo este material y el del más allá.


Bastantes no creen en el más allá, y entre los que creen muchos se inquietan,
o incluso temen por no saber cómo es ni tampoco cómo se vivirán en él;
hasta vértigo e inseguridad extraña produce el verse sin este cuerpo que habitamos.
Son comprensibles estas actitudes siendo que en apariencia sólo conocemos este vivir,
y en él, asociados a nuestro cuerpo, es como nos comprendemos, y nos desenvolvemos.
No es fácil, pues, imaginar otra realidad y un mundo distintos donde también ser,
por lo menos si partimos de los mismos supuestos físico-corporales de “aquí”.
Hasta tal punto hemos interiorizado que la realidad material es la única y la vivible.
Resolver estas cuestiones que el buscador espiritual se plantea es de suma importancia,
y no es cuestión menor; pasó el tiempo de la confianza plena excluyendo el no saber.

Digamos, pues, algo para los que no creen, dudan, temen o quieren saber del más allá:
los testimonios abundan; todos dan prueba fehaciente de su existencia y vivir;
experiencias cercanas a la muerte, comunicaciones con otros planos y con seres
que relatan su vida allá, son en principio válidos, muchos de ellos contundentes,
altamente investigados (p.e. las ECM) , y todos dignos de ser tenidos muy en cuenta.
Ninguno de ellos habla de no confort, desintegración, desorientación o desajuste,
al contrario, suelen compartir lo bien de su vida discurriendo allí, cada cual en su plano.
Existe orden, sentido, claridad, conciencia, voluntad, comunicación, vida plena…,
Y todo ello en función de las demandas, necesidades y nivel evolutivo de cada cual;
o sea, diríamos, como aquí pero mejor, al no estar condicionados por los frenos del ego,
es decir, al imperar allí el estado conciencial y de desarrollo positivo del alma
y con ausencia de los lastres kármicos del ego que en cada encarnación se activan aquí.
Más aún: el mundo “allá” se comprende mejor y con más claridad se intuye y vislumbra
cuando exploramos y vivenciamos, al margen del más allá, nuestro sentir como almas,
y no sólo eso, sino también, nuestra realidad como seres-conciencia-existencia, ya aquí.

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