Puede ser que entonces la duda, el miedo u otros factores estén muy presentes, no ayudando precisamente a que la elección se haga en las mejores condiciones. Lo que hago en esos casos, es pedirle a mi alma que, por encima de todo, se cumpla el plan que me trajo a esta vida, el mismo plan que ella planificó antes de nacer y que se va concretando y realizando a través, también, de decisiones como esta.
Pido, que el poder de la luz y del amor de mi ser hagan que este plan, que sólo puede contribuir a mi crecimiento y evolución interior llegue a feliz término a través de este momento que afronto, para mi bien y el de todos aquellos que por estar en sintonía conmigo también les pueda ayudar. Procuro entonces abrirme a la vibración más elevada de mi alma visualizando sólo el bien que de aquí puede surgir y no dejo que los parloteos egóticos y negativos de la mente hagan acto de presencia. Y, sobre todo, confío, confío en que el plan se cumpla.
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