viernes, 10 de agosto de 2012

Creo, siento y percibo que mis estados de ánimo son igual de superficiales como superficiales son las olas del mar Y que debajo de ellos lo que existe es un océano de paz y bienaventuranza.


Como nubes del cielo así pasan delante de lo que yo soy
Los pensamientos y las emociones, las sensaciones y los sentimientos;
Los puedo ver, darme cuenta de ellos
Y hasta puedo mezclarme y confundirme con lo que son
Como cuando uno se pierde y olvida de sí
Al ser envuelto y arrastrado en medio de un torbellino de bravas olas
Que rompen fuertes en la playa cuando el mar no está en calma.

Ahí están los pensamientos más o menos activos,
A veces muy sutiles, casi callados, con las cargas emocionales que alientan,
Y uno notando sus efectos que colorean todo cuanto ven;
Pensamientos a veces de temor, de duda, de inseguridad
Con sus respectivas ansiedades, sus tristezas, miedos o melancolías,
O, por el contrario, si aquellos son más venturosos,
Con sus alegrías, optimismos y contentos.

En ambos casos pensamientos
Y en ambos casos emociones o sentimientos.
Pero yo siendo siempre el mismo,
Aquel o aquello que yo soy y que hace posibles
A ambos tipos y clases de pensamientos con sus reacciones.

Porque yo soy en el corazón de mi ser
Un centro de Poder que en sí mismo es verdadera Fuente de Plenitud y de Vida,
Un centro en donde lo que existe no son las reacciones emocionales o sentimentales
Sino la Alegría, el Amor, la Inteligencia y la Energía puros,
Independientes de objetos, circunstancias y pensamientos.
Ese centro es a su vez Consciencia también pura, sin objeto.
Hay que ser muy hábiles para que la mente no nos atrape
Y muy despiertos para que las emociones no nos arrastren
Ni nos alejen de lo más real de nosotros, de ese centro.
No es fácil cuando aún se cree tanto en la realidad de nuestro ego,
Es dificultoso cuanto menos hayamos conectado y vivido
La paz, la serenidad, la alegría, el gozo y la plenitud de nuestro ser.


No hay comentarios:

Publicar un comentario