domingo, 9 de febrero de 2020

Recobrar, sentir y gozar nuestro poder de ser.

Ningún fin puede ser superior a este: el fin de llegar a ser plenamente nosotros mismos. En esto  consiste el significado y sentido de la gran aventura de nuestras existencias, vida tras vida. Ningún poder, dogma o imposición de nada ni de nadie que intente ignorar o disminuir el nuestro. y ninguna verdad superior a la de nuestro corazón deben cruzar el umbral de nuestro corazón.
El verdadero poder es el que nace de la conexión con nosotros mismos, con nuestro saber, con nuestro sentir, con toda nuestra capacidad y potencial de ser. Y todo eso, con independencia de las circunstancias en las que cada cual viva: sea como rico o como pobre, como hombre o como mujer, en este o en otro país, con muchas o pocas dificultades, haciendo esto o aquello, siempre más allá del cómo, el qué y el donde.
Por encima de todo: nuestra conciencia sagrada de ser, nuestra Presencia, lo que surge de lo más hondo y elevado de notros mismos, de nuestro nivel superior. Su sede y su templo se encuentran en nuestro interior. Donde nos encontramos. Esta sí es la Autoridad más grande a la que nos podemos entregar: superior a la de cualquier religión, ideología, `presión o poder externo.
Ser fieles a nosotros mismos, ser auténticos, creer y confiar en lo que surge de nuestro corazón, que es donde se refleja nuestro ser, y en el modo en que este quiere vivirse, como nosotros, en nosotros. Esta es la verdadera clave, el Camino, pues no hay otro, donde nos recuperamos y encontramos.
Allí está la puerta de la Felicidad y de todo Gozo. 

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