miércoles, 17 de mayo de 2017

Cada uno determina cómo se quiere sentir y vivir. El poder del pensamiento.

Cuando uno mira detenidamente en su interior y se coloca allí, en lo que es, lo que encuentra y vive es paz y armonía, alegría y gozo, plenitud total. Todo problema desaparece, toda inquietud se anula, no hay ansiedad alguna, ni miedos, ni ausencia de amor, todo lo contrario: se experimenta una inmensa dicha. Porque nuestro ser es precisamente todo eso. En cambio, somos nosotros los que posteriormente, separándonos y olvidándonos de nuestra verdad, alejándonos de ese fondo, decidimos y decimos si estamos bien o no, si nos falta algo para ser felices o para sentirnos en paz. Parece muy simple, pero es así. Sentirnos bien o mal depende sólo de una decisión que está en nuestras manos tomar y que, aunque nos parezca extraño, no va ligada necesariamente a lo que nos venga del exterior.
Todos vivimos la vida que vivimos o hemos vivido, y es como ha sido, como es; ahora bien, la interpretación que le queramos dar a esa vida o a este mismo momento sólo depende de nosotros, de nadie más, no importa dónde nos hallemos ni lo que esté sucediendo, ni lo que tengamos o no, porque ahora, sobre todo eso podemos poner una mirada u otra muy distinta. De nosotros depende poner la mirada de víctimas o de personas con poder, de triunfadores o de derrotados, de pobres o de ricos, de afortunados o de desdichados, de personas con sentido o sin él. Esto, que parece tan simple, es así como funciona, porque la realidad en sí misma es neutra y el cómo la vivimos sólo depende de nuestro pensamiento.
Cada uno es libre de pensar como quiera, y nadie nos puede robar el poder de interpretar la realidad o de verla con unos o con otros ojos. Se nos pueden robar ciertas cosas o imponer otras, pero nadie nos podrá nunca imponer ni robar nuestra mirada ni nuestra visión e interpretación de lo que hay, ni de lo que somos. Perdemos el poder el día en que nos miramos a través de los demás o cuando asumimos las miradas de otros sobre la realidad. Si quieres creerte y asumir la visión de que “polvo eres y en polvo te convertirás”, como algunos dicen, pues esa será tu decisión y eso experimentarás, pero si, en cambio, asumes y creas, porque en tu poder está, tu propia visión, como la de “luz soy, conciencia viva y radiante, y es eso lo que experimentaré y viviré siempre”, pues eso será lo que sucederá para ti.
Nadie nos puede robar el poder sobre nuestros pensamientos que son los creadores de cómo nos experimentamos. Alguien se inventó un día la peor de las mentiras y de las infamias al decir que la humanidad partía de un “pecado original”, y dejó entre nosotros ese pensamiento, origen, este sí, de tanto sentimiento de culpa y de merecimiento de infelicidad. La humanidad, como tu ser, es, como decíamos antes, puro gozo, pura bienaventuranza, pura paz. ¿Por qué, pues, permitir que tus interpretaciones, versiones sobre ti mismo, y tus pensamientos creen sobre tu verdadera realidad una realidad falaz? Date cuenta de que el verdadero poder radica en ti, en el reconocimiento de lo que eres. Lo que eres es real, pero los pensamientos los ponemos nosotros, elegir unos u otros está en nuestras manos. No hay que olvidar nunca que según sean nuestros pensamientos así será como nos viviremos y esta será la versión de nosotros que estaremos creando.


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