Se
trata del fondo original, aquello que no varía, lo sustancial y de lo que todo
surge de cuanto en él hay. Da vida o anima a toda su manifestación, del tipo que
sea. En el caso del ser humano toda expresión nuestra, del alma nace, ella es su
motor, su contenido y lo que le da forma. Podemos llegar a nuestra esencia si
rastreamos hacia el origen o fondo, siguiéndole la pista a cualquiera de
nuestras manifestaciones inteligentes, de energía o de sentir. En nuestros
actos hay conciencia, inteligencia, e intención, hay también voluntad,
querencia y sentir, además de energía y fuerza. Todo eso emana del mismo
centro, del mismo foco. Un foco que se resume, porque la es, como conciencia.
¿De
dónde emana la conciencia? Indaguemos, ¿hay algo anterior a la conciencia?,
¿puede de la inconsciencia surgir la conciencia? No puede existir nada anterior
a la conciencia. La conciencia no tiene un origen anterior. La conciencia es el
origen, es nuestro ser. Nuestro ser es una conciencia particular
individualizada. Lo podemos ver. Si esa conciencia desaparece desaparecemos
nosotros, ¿no es cierto?. Al principio, -es un modo de hablar-, todo era
conciencia, sólo la Conciencia Una existía. Y la Conciencia Una se multiplicó
en infinitas particularidades, y cada individuo es una de esas
particularidades. Eso somos. Nuestro Yo Soy
es conciencia. Podemos ir a ella; vayamos hacia “detrás y al fondo” de toda
manifestación nuestra, ¿y qué hallaremos?: conciencia. La intuición nos lleva, el
sentir que sale de lo que es, de lo que somos nos conduce allí. Es un clic lo
que hay que hacer y nos reconocemos-encontramos en eso.
¿Y
qué decir de nuestra inteligencia y de sus formas de expresión?, ¿de dónde
salen? Más allá del mecanismo, más allá de sus instrumentos neuronales y
cerebrales de los que se sirve, rastreemos el fondo de esa inteligencia,
vayamos al foco que la produce. Y nos encontramos con la misma conciencia. La
conciencia es el punto focal de la inteligencia y de todo lo que con la
inteligencia hacemos, como razonar, recordar formarnos una idea de nosotros
mismos…Y lo mismo ocurre con el sentir en cualquiera de sus manifestaciones de
amor, alegría, gozo, etc..Y otro tanto diremos de la energía que en todo
empleamos. Todo nos conduce siempre al mismo centro de
conciencia-inteligencia-sentir-energía-existencia. Eso es lo que Yo Soy, y ese Yo Soy que todo lo
sustenta es mi ser o mi alma. Mi alma es una forma particularizada de esa
conciencia, por eso podemos hablar de mi alma y de tu alma, de cada alma. No
hay una sopa indiscriminada de almas, aunque en el fondo, -paradojas de la
conciencia-, nos podemos sentir a la vez Uno con las demás almas y decir aquello
de que “más allá de mismo también soy yo”.
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