lunes, 10 de septiembre de 2018

Es nuestra mente la que tiene que cambiar


Cuanto más identificados estamos con el mundo del ego
Más culpabilizamos y responsabilizamos a los demás de lo que vivimos.
Vivir desde el ego significa división entre la causa que se pone fuera
Y el efecto, que es todo aquello que nos pasa y se vive como  sufrimiento.
Por eso, el ego lo que hace siempre es manipular y querer cambiar  los demás,
Pues cree que es así como se alcanza la felicidad. Esto nos convierte en sus esclavos.
Quien cree que su felicidad depende de otros, es alguien sin poder de ser propio.
Pero hay otro modo de ver todo esto: la felicidad nace de nosotros mismos.
En realidad, somos cada uno el origen y la causa de lo que experimentamos.
Los estímulos externos lo único que hacen es sacar lo que llevamos dentro,
Poner a la luz toda nuestra sombra, todos nuestros miedos, frustraciones y fobias.
Esto es lo que sí que tenemos que cambiar si queremos ser de verdad felices.
Pero esto significa asumir la responsabilidad de nuestra vida y cómo la vivimos,
Y dejar de proyectar todas nuestras angustias sobre los demás.

Para que esto se pueda realizar tenemos que dejar de vivir dependiendo del ego,
Rendirnos a lo que somos y sentimos, sin luchar contra nosotros ni contra los demás.
Los otros: pareja, jefe, padres, amigos, etc. no son alguien separado de nosotros,
Ellos sí son la parte de nosotros mismos que nuestro espíritu nos pone delante
Para que sea sanada, amada, trascendida e integrada en nosotros.
Esto no es fácil de hacer y a veces produce mucho dolor, pero tenemos que realizarlo
Si de verdad aspiramos a ser seres auténticamente libres, amorosos y felices.
Este es el camino que, despejado, hace que despertemos con conciencia a nuestro ser.
Ese camino se recorre cambiando nuestra mente, origen real de todo el problema,
Transformando sus patrones de pensamientos erróneos y torturadores, por otros
De perdón, aceptación, agradecimiento y amor, a lo que se es y a lo que se tiene.

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