jueves, 13 de septiembre de 2018

Sanar nuestra mente. Sanar nuestras emociones.


Somos ya sabedores de nuestro error de visión sobre el origen de lo que nos sucede,
Que está en la clase de pensamientos que tenemos y el escaso control sobre la mente.
Podemos empezar a sanarla y de este modo también a transformar la emociones.
¿Cómo hacerlo? Distingamos antes que nada varios elementos en juego:
La mente. Ella en sí misma es neutra. Pasa en ella lo que nosotros decidamos.
El ego. Es una fabricación nuestra. Foco de acciones, emociones y pensamientos.
Nuestro ser. Es luminoso, conciencia, amor y gozo, felicidad y vida sin fin.
Nuestra alma. Es el actor de esta obra, la que aprende, crece y evoluciona.
Con todo eso vivimos. Si nuestra mente está al servicio del ego, los conflictos
Así como el sufrimiento están asegurados. Y los pensamientos como las emociones
Serán origen y fruto de desencuentros, separatividad, insatisfacción y muerte.
Pero si nuestra mente está al servicio de nuestro ser, entonces se llenará de luz,
Y todo cuanto ella contenga nos conducirá hacia la unidad, la prosperidad y el amor.
Nosotros como almas o individuos conscientes podemos elegir. Nuestra es la opción.

La mente empieza a sanar cuando empezamos a responsabilizarnos de nuestra vida.
Eso significa que tomamos como propio todo lo que nos sucede. Ya no culpabilizamos.
Nuestras emociones nos las quedamos, tampoco utilizamos a nadie para descargarnos.
Si ellas surgen, las experimentamos conscientemente: miedos, angustias, vacíos, ira…,
Hasta que se disuelven. Así nos adueñamos de ellas. Y recobramos poder interior.
Todo esto requiere mucha paciencia y también mucho amor a lo que sí somos.
Todo lo que pasa por la mente son hojas del pasado o del futuro, inercias del tiempo,
Hay que mirarlo, sólo eso. Pero lo que no pasa y que es siempre contante es nuestro Ser.
Es el puro gozo, la alegría sin objeto. La mente se diluye en Él. Cesan los pensamientos.
Cuanta más sea nuestra aspiración a lo superior en nosotros, mayor será la trasparencia
Y claridad de la mente. Y las emociones se queman solas, disolviéndose en nuestra luz.

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