Se
refugió en la religión, indagó todo lo que pudo, se abrió luego a todo tipo de
disciplinas, cursos y propuestas que venían de la espiritualidad alternativa,
leyó libros, todos los que le venían a sus manos y muchos más, practicó la
meditación, así como se entregó a trabajos psicoterapéuticos y de sanación del
niño interior. Es decir, hizo todo lo que creía que estaba en sus manos para
prosperar en su búsqueda por un estado que le proporcionara felicidad y paz.
Pero
la respuesta que anhelaba no le venía por ninguna parte. Ninguna técnica,
ninguna vía, ningún camino habían colmado todavía sus expectativas ni llenado
su vacío. Hasta que un buen día en que sin pretender nada estaba haciendo algo
tan simple como caminar por un parque de Londres todo cambió. Pero mejor,
dejemos que sea él quien nos cuente lo que sucedió:
“Un
día estaba caminando por un parque en un suburbio de Londres…..una tranquilidad
y presencia totales parecieron descender sobre todas las cosas. Todas las cosas
devinieron sin tiempo y yo ya no existía…ya no había ningún experimentador. La
unidad con todo y cada cosa era lo que aconteció. No puedo decir que yo estaba
“unificado” porque “yo” había desaparecido… Miré a la hierba, a los árboles, a
los perros y a las gentes moviéndose como antes, pero ahora no sólo reconocía
su esencia sino que yo era su esencia, como ellos eran la mía. De otra manera
era como si todo, incluyéndome a mi, estuviera envuelto en un amor profundo y
omniabarcante, y de una manera extraña parecía que lo que veía no era tampoco
nada especial…es la norma que usualmente no se percibe”
Tony Parsons insiste
continuamente en que no hay técnicas ni nada que nos pueda llevar al despertar,
que ni siquiera hay alguien que se tenga que iluminar, porque ese que cree que
no está iluminado es justo el yo falso que tenemos que soltar. No tenemos que
ir a ninguna parte para iluminarnos, ni cambiar nada de nosotros, no hay que
hacer nada, sólo darnos cuenta de que Eso Es, ha sido y lo Será siempre.
Esforzarnos,
luchar, tratar de ser perfectos, creer que
tenemos que alcanzar algo o llegar a algún sitio para iluminarnos, todo
eso lo único que hace es frenar el que nos podamos dar cuenta de Lo que Es. Por
eso es tan necesario para él caer en la cuenta de que no hay nada que alcanzar,
renunciar a querer llegar a algún sitio.
La
Presencia está ahí, aconteciendo, ahora mismo, en todas partes, siempre, sin
condiciones, hagamos lo que hagamos, pensemos lo que pensemos, seamos
religiosos o no, creyentes, agnósticos o ateos. Para la Presencia nada de eso
importa, ni lo más mínimo. Ella es eterna, inmortal, jamás cambia.
Y
Eso es lo que somos.En realidad, nadie está iluminado, ni nadie tiene la
iluminación, de hecho nadie se ilumina y nadie tiene que alcanzar la
iluminación. Iluminación es lo que somos, aunque focalizados como estamos en
las dimensiones del cuerpo-mente no nos demos cuenta de ello. La iluminación es
nuestra manera de ser natural y ordinaria. Para darse cuenta de esto ni
siquiera necesita maestros, la vida es el maestro.
“Una
vez que acontece el despertar, ya no hay nada en lo que creer o lo que dudar.
Es el final de todo cuestionamiento. Desde entonces en adelante, todo es
simplemente “como es”. Ya no hay ningún preguntarse por qué, ni ningún tener
que juzgar ni querer cambiar nada. La presencia deviene evidente en esa
situación….
Tony
Parsons es simplemente energía que acontece en el juego de la conciencia, como
el sonido de los coches circulando, usted moviendo la cabeza y el sonido de
alguien tosiendo”
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