sábado, 21 de julio de 2018

La vida como egos


Es la forma más común de vivir, en la que la mayoría estamos instalados.
Dentro de la evolución y desarrollo humano supone un paso importante.
Pues ser egos significa poseer un yo consciente de sí, no importa su grado,
A diferencia de lo que sucede en la etapa anterior del reino animal.
Es, por lo tanto, una conquista necesaria y decisiva en la evolución de la conciencia.
Afirmarnos como yo, separados y distintos de otros yos en esta fase es imprescindible.
Ser centros conscientes de sentir, volición e inteligencia, necesario,
Y eso a la búsqueda de nuestra propia afirmación, pervivencia, seguridad y felicidad.
En la etapa anterior, todo era instinto, de forma que la naturaleza lo hacía todo,
Mientras que con el ego, que supone el surgir de una conciencia individual,
Cada cual a su manera y en su nivel protagoniza su vida, la construye y desarrolla.

La vida como egos se fundamenta sobre el temor, la afirmación de sí y el deseo.
El temor a la muerte, al dolor y al sufrimiento, también al vacío y a la soledad,
También a ser atacados u ofendidos. La inseguridad, y la impermanencia  prevalecen.
Tenemos que afirmarnos limitando el propio espacio físico-afectivo-mental.
Los egos necesitan mucho de autoprotección, defensa y si es preciso el ataque.
Todo lo cual se conjura con fuertes deseos de posesión, acumulación y consumo.
Desde esta perspectiva se vive, se trabaja, nos relacionamos, aprendemos y creamos,
Dominando siempre la mente calculadora sobre el corazón y la frontera sobre la unidad,
Lo mío frente a lo de los demás. Somos lo que tenemos, luchamos y conquistamos.
Es cierto que no todos los egos son iguales, los hay más o menos “egoístas”,
Más o menos maduros, más o menos mentales y hasta más o menos espirituales.
Pero todos se alimentan de un sentido interno de separación, limitación y desconfianza.
El sentido de la vida se quiebra cuando lo que se tiene está amenazado o se pierde.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario