Es la forma más común de vivir, en la que la mayoría
estamos instalados.
Dentro de la evolución y desarrollo humano supone un
paso importante.
Pues ser egos significa poseer un yo consciente de
sí, no importa su grado,
A diferencia de lo que sucede en la etapa anterior
del reino animal.
Es, por lo tanto, una conquista necesaria y decisiva
en la evolución de la conciencia.
Afirmarnos como yo, separados y distintos de otros
yos en esta fase es imprescindible.
Ser centros conscientes de sentir, volición e
inteligencia, necesario,
Y eso a la búsqueda de nuestra propia afirmación,
pervivencia, seguridad y felicidad.
En la etapa anterior, todo era instinto, de forma
que la naturaleza lo hacía todo,
Mientras que con el ego, que supone el surgir de una
conciencia individual,
Cada cual a su manera y en su nivel protagoniza su
vida, la construye y desarrolla.
La vida como egos se fundamenta sobre el temor, la
afirmación de sí y el deseo.
El temor a la muerte, al dolor y al sufrimiento, también
al vacío y a la soledad,
También a ser atacados u ofendidos. La inseguridad, y
la impermanencia prevalecen.
Tenemos que afirmarnos limitando el propio espacio
físico-afectivo-mental.
Los egos necesitan mucho de autoprotección, defensa
y si es preciso el ataque.
Todo lo cual se conjura con fuertes deseos de posesión,
acumulación y consumo.
Desde esta perspectiva se vive, se trabaja, nos
relacionamos, aprendemos y creamos,
Dominando siempre la mente calculadora sobre el
corazón y la frontera sobre la unidad,
Lo mío frente a lo de los demás. Somos lo que
tenemos, luchamos y conquistamos.
Es cierto que no todos los egos son iguales, los hay
más o menos “egoístas”,
Más o menos maduros, más o menos mentales y hasta
más o menos espirituales.
Pero todos se alimentan de un sentido interno de
separación, limitación y desconfianza.
El sentido de la vida se quiebra cuando lo que se
tiene está amenazado o se pierde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario