Es alguien que ha sentido en lo más hondo de sí los
límites del mundo físico-mental.
No es necesario que haya desarrollado completamente
sus posibilidades,
Pero sí que ha experimentado la ausencia de
respuestas para demandas radicales.
El buscador espiritual no reniega de la razón, ni de
los instrumentos que esta le ofrece,
Es más, los lleva al extremo y se sirve de ella para
sentar las bases de su búsqueda,
Pero es consciente de que siempre te deja a las
puertas de un nuevo mundo intuido.
No todo buscador espiritual sigue las mismas pautas,
hay muchos caminos,
Pero el impulso básico es común: calmar la sed de
más realidad que se sabe que se es.
La búsqueda sigue muchos tramos y se mueve entre
muchos recodos no siempre claros,
A veces ni siquiera se sabe lo que se busca y sólo
el impulso interior te lleva.
Pero poco a poco el cerco se cierra, cuando la
conciencia de ser se hace presente.
El buscador espiritual nace como consecuencia de
todas sus etapas anteriores,
Porque todos los niveles y formas de vida han sido
conducidos por la misma conciencia.
Pero ahora, lo fundamental ya no son el camino, ni
sus experiencias y aprendizajes
Sino el motor y el sentido que siempre los ha movido:
nuestra alma y ser esencial,
Sujeto, testigo y verdadero protagonista de todo
ello.
Sentir la necesidad del reencuentro con Eso, cuando
aparece, lo transforma todo,
Se convierte en lo más urgente, lo que más se
anhela, el verdadero motivo del vivir.
Entonces se sabe que es la propia alma la que empuja,
-el motivo de nuestra desazón-,
Queriendo asumir el puesto en nuestra conciencia que
ocuparon antes infinitos yoes.
Cuando el buscador espiritual ha sido sorprendido
por este anhelo ya no descansará
Hasta vivir, experimentar, sentir, conocer y ser su
propia alma.
Ese es el verdadero motivo de su existencia. Tras el
cual existe también la aspiración
De una visión nueva que haga posible una vida
transformada, creativa y luminosa.
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