Hay una inteligencia funcional y emocional ligada a
los procesos mentales
Que se apoyan básicamente en el cerebro como
mecanismo posibilitador.
Esta clase de inteligencia nos da una clase de saber
necesario para funcionar,
Situarnos, conocer y hasta cierto punto comprender
el mundo físico.
Existe una clase de sabiduría que se corresponde con
este nivel de conocimiento.
Casi todos los grandes avances de la ciencia se
mueven en este terreno
Que se sitúa en el afuera de nosotros mismos, es
decir en el del tener.
Pero hay otra clase
de saber y de conocimiento que va por otra vía complementaria,
Y que toda la sabiduría antigua y las tradiciones
espirituales han situado en el corazón,
Este saber tiene que ver con nuestro ser, su origen,
sentido, vida, propósito y destino.
Y, a diferencia del mental ligado al cerebro que es discursivo,
racional, etc.,
Este es inmediato, directo, en contacto con aquello
sobre lo que sabe, es decir intuitivo.
Podríamos decir que hay, pues, también un “cerebro
cordial”, de/en el corazón.
La inteligencia del corazón o espiritual sabe de
nuestra memoria como almas,
Conoce bien el motivo de nuestro nacimiento y el porqué
de nuestras circunstancias,
Y es el asiento de nuestro saber superior ligado a
la Fuente o sabiduría divina.
Normalmente, el ser humano en su evolución ha desarrollado
más el saber mental,
Asentando así egos funcionales. Pero el camino del
ego-mente ha tocado techo.
Ya es hora de emprender el Camino del Corazón que señala
al Yo superior.
Ahora la atención situada en el cerebro-mente la
hemos de desplazar hacia el corazón,
Esto significa que hemos de aprender a escuchar a
nuestra verdadera “voz”,
Que es la voz de “Dios en nosotros como nosotros”,
nuestro verdadero Guía y Maestro.
Este giro del cerebro-mente al cerebro-corazón nos
lleva a una nueva sabiduría,
Que nos adentra en la Unidad, el Gozo, el Sentido de
nuestra vida, y el Poder para crear.
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