Desde mi punto de vista la Realidad es Una, aunque,
vaya, no hay una realidad,
Es una paradoja. Quiero decir: De/en la Realidad
nacen todas las demás realidades,
Ese es el ámbito en el que viven, evolucionan, crecen
y se manifiestan los humanos.
Porque vivir es crear realidades, y lo hacemos desde
la perspectiva de cada cual.
Esa óptica la forma nuestra mente según su
desarrollo y patrones de pensamiento.
Por eso da la impresión que el Dios de unos no tenga
nada que ver con el de otro,
Y lo mismo sucede con la interpretación y adaptación
a nosotros que hacemos
No sólo de las “verdades” sino de todos los grandes
avatares, entre ellos Jesús.
La realidad que somos capaces de comprender en nosotros
es la que vemos en ellos.
¿Quién dice la verdad, quien está equivocado, quien
fantasea más o menos?,
Probablemente todos y acerca de todo. Vemos, pero
ningún ver es lo visto,
Afirmamos, pero ninguna afirmación representa lo
afirmado, como máximo lo señala.
Resonamos, eso sí, con formas y energías que apuntan
a la realidad “en nosotros”.
Cuanta más es nuestra apertura interior y menos ego
nos condiciona
La transparencia de la Realidad en nosotros es mayor,
más directa y más nítida,
Ello es lo que hace también que al comunicar, el
canal sea más limpio o menos.
En cualquier caso, también es cierto que cada cual
oye y ve lo que puede ver y oír.
Esto no significa que todo sea superficial y caóticamente
relativo, al revés,
Pues forma parte de la inmensidad de la mente humana
así como de nuestra capacidad
Para vivir, crear, conocer, y adaptarnos a todo lo
que nuestro crecimiento va pidiendo.
Por eso, el sabio no se queda con nada de lo que
cambia y es sólo fiel a la Esencia.
A lo que dicen unos u otros lo contempla como lo que
es: el juego de las formas.
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