Abundan por doquier canalizaciones de seres de otros
planos de realidad
Los cuales tratan de intervenir en nuestro
desarrollo, enseñando o advirtiendo.
Existe, como consecuencia, una tendencia bastante
extendida a seguirlos y escucharlos.
El problema que presenta este hecho es el tipo de
relación que plantea en sus seguidores,
Muchos de los cuales, cansados, defraudados o
desencantados con las viejas religiones
Y estando deseosos de alternativas nuevas se vuelcan
en ese otro estilo de salvadores,
Y lo hacen en busca de seguridad, orientación y
apoyo.
La sensación que uno tiene ante esto es la de que
tal fenómeno está potenciando
Un tipo de dependencias que restan energía al
trabajo de autoconocimiento humano,
Alimentando la inmadurez, el infantilismo espiritual
y la poca conexión con el ser.
Todo esto, forma parte de tendencias muy marcadas hoy
y de carácter esotérico
Que buscan fuera elementos sustitutorios de los vacíos
internos que este mundo siente.
Así, se va muy a la ligera tras mensajes y mensajeros
de otros mundos,
Aperturas de portales dimensionales, maestros ascendidos,
fechas claves (11 del 11, etc)
Y no pocos maestros o guías que nos liberen de
nuestra propia angustia vital.
Todo esto, al final, se convierte en un verdadero
batiburrillo complejo en el que es preciso
Discernir y poner cordura además de buenas dosis de
recta intuición. No todo vale igual.
En ese sentido, habría que rechazar sistemáticamente:
Todo cuanto merma nuestro trabajo de conciencia y conocimiento interior,
Todo lo que reduce nuestra autonomía para crear y ser por nosotros mismos,
Todo cuanto se presente como un poder, fuerza o dios
por encima de nuestra verdad.
Todo lo que nos hace dependientes de alguien externo
a nosotros.
Todo lo que no nos abre al verdadero centro de poder o yo superior que es nuestro Yo Soy.
Y sólo atender aquello que conduce a potenciar el despertar
a nuestro Ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario