sábado, 10 de noviembre de 2018

¿Quién soy yo? La conciencia de ser


Aquello que piensa uno de sí mismo eso no es lo que es,
Tampoco lo que otros piensan o creen de nosotros. Nadie es un pensamiento.
¿Y las emociones, estados de ánimo?, van y vienen, tampoco es lo que somos.
¿Acaso nuestro cuerpo?, varían constantemente sus átomos, sus células..,
En absoluto somos este conjunto de líquidos, carnes, huesos y órganos.
¿Tal vez somos nuestras acciones o quizás nuestras posesiones?
Evidentemente que no, todo eso son falsas identificaciones. ¿Qué somos entonces?
Alguien podrá decir que somos todo lo anterior mientras sucede y existe, luego nada.
O sea, que seríamos algo en sí mismo inestable, evanescente y finalmente mortal.
Pero esta deducción sólo es válida si se hace en función de lo anterior.
No obstante, ocurre que en nosotros existen sentires o autopercepciones distintas
Que no se corresponden ni encajan con nada de lo apuntado. Y no son fantasías.

Es muy real la experiencia de saberse existencia en sí misma, es decir, “saber que soy”,
O lo que es lo mismo, ser conciencia autónoma e independiente de las asociaciones
Con todo aquello que pueda ser observado: como pensamientos, cuerpo, emociones…
Paradoja: como esta experiencia está siempre tan presente nos pasa desapercibida.
Nos sucede como a los peces con el agua, que no la ven porque les inunda siempre.
De tan inmersos, rodeados, e inundados por/en la pura conciencia de ser, no la “vemos”.
Por eso es tan necesario que nos detengamos y contemplemos con atención despierta,
Para experimentar entonces con la visión del ser que todo es conciencia, presencia.
No es posible observarlo en sentido literal porque no es algo que esté “ahí” sino “aquí”,
Ni dentro ni fuera sino más allá y también más acá de ambos. Es lo que somos.
Nuestro ser es pura existencia, un “hecho real en sí mismo”, vida en estado puro.
Y eso es eternidad, libertad, alegría y gozo sin fin.

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