viernes, 31 de agosto de 2018

La añoranza de nuestra Vida real


Nos cuesta mucho adaptarnos a esta vida, en este mundo.
Requiere una cantidad muy grande de esfuerzo, inteligencia y condiciones adecuadas.
Pretendemos que nuestra existencia sea  aceptable al menos, si no óptima.
Luchamos para que esto sea así. Unos lo consiguen y algunos sufren demasiado.
Pero todo soñamos en  lograr alguna vez una vida ideal, ¿o tal vez la añoramos?
La añoramos, eso creo yo, eso siento. Añoramos lo que ya hemos conocido-vivido.
Algo de lo que existiendo y siendo real ahora mismo, no nos hemos separado del todo.
Es real el mundo del alma, más real que este que hemos creado a partir de aquel.
El mundo del alma es el que más se acerca a la esencia de lo que somos,
Este, siendo más denso y con muchos filtros mentales resulta aún confuso.
La insatisfacción que se siente aquí es normal y lógica,
Señala el sentimiento profundo que tenemos de la separación del otro mundo.
Nuestros personajes e interpretaciones nos han bloqueado la conciencia de ser.
Ahora hemos de rescatar de entre el barullo de las erróneas ideas sobre nosotros
A nuestra identidad real. No somos tal o cual persona o cuerpo, no, eso son máscaras.
Somos quienes los utilizamos, quienes quedamos cuando todo eso desaparece.
Vivirlo es muy liberador, en realidad eso es la verdadera libertad. Ser lo que somos.

Focos individuales de conciencia, voluntad, amor, inteligencia y energía. Eso sí somos.
Con lo demás jugamos. A ser médicos, enfermos, hombres, mujeres, ricos, pobres..
Nunca estamos solos. Infinidad de otros seres nos acompañan, compañeros del alma.
Por muchos rasguños, problemas o puñaladas que suframos, a nuestro ser nada le afecta.
Todos aparentemente morimos y siempre nos levantamos. Y nuestra vida, la vida, sigue.
Empecemos, pues, a recordar en el tiovivo de las existencias, todo lo que fuimos: todo.
Nuestra conciencia de ser siempre ha estado, está y estará allí presente. ¡Qué descanso!

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