lunes, 13 de agosto de 2018

Más allá de mí mismo también soy yo.


¿Sabes quién eres?, ¿y sabes, que lo que tú eres es lo que son los otros?
Según lo que tú creas de ti, así verás y tratarás a los demás,
Por eso es tan importante que te conozcas. Pero ¿qué sabemos de nosotros?
Tenemos muchas ideas sobre lo que creemos ser que parten de nuestro cuerpo.
Nos miramos al espejo y estamos convencidos de ser lo que vemos.
A ello sumamos lo que nos han dicho que somos
Y lo que a través de muchas experiencias hemos percibido de nosotros.
También, para adaptarnos, ser reconocidos y recibir aprobación o afecto
Hemos construido nuestra personalidad y carácter. Y hemos creído ser ellos.
Y ya está: con todo ese bagaje decimos de nosotros que somos un “yo”.
Yo esto, yo lo otro, yo, yo…Aunque, ¿de verdad somos ese yo? No está claro.
Porque, si repasamos cómo se formó pronto comprobaremos
Que ha sido la consecuencia de una suma de ideas y de pensamientos, de agregados.
¿Somos acaso esas ideas y pensamientos?: Feo, guapo, inteligente, torpe….
Evidentemente que no. Nuestro verdadero yo es nuestro ser, que es algo real.

Si vamos apartando una a una aquellas capas de ideas sobre nosotros mismos,
También la de ser un cuerpo, silenciando nuestra mente y nuestros sentidos,
Veremos aparecer e iremos experimentando nuestro estado natural de ser.
Pero esto hay que hacerlo, vivirlo, de lo contrario será otra idea más.
¿Y qué es lo que hallamos? Un mundo interior de paz, de puro gozo, de luz.
Libres de todo ropaje, máscara y personaje surge el ser que somos.
Curiosamente, entonces, cambia radicalmente la visión que teníamos de nosotros,
Pero no sólo la nuestra, también la de los demás. Somos focos de paz, energía y  amor.
Consecuencia: se caen las fronteras que nos separaban como egos, y nos reconocemos
Unos hermanos de otros, expresiones de La Unidad, Hijos de Dios. El otro como yo.

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