Antonio Blay Foncuberta, Investigador
de la naturaleza humana y del desarrollo de su potencial interior. Intendente
Mercantil por la escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona, Diplomado
en psicología y psicotecnia por la Universidad de Madrid y Miembro de la
Sociedad Española de Psicologia. Precursor, como pocos, en nuestro país de la
psicología transpersonal, durante más de veinte años escribió e impartió cursos
y seminarios de Psicología de la Autorrealización en distintos lugares de
España. Por muchos de sus seguidores y alumnos es considerado un verdadero
Maestro espiritual que aún años después de que nos dejase continúa ejerciendo a
través de sus libros un profundo y eficaz magisterio. Dejó su cuerpo físico en
Agosto de 1985 a los 61 años de edad, en plena actividad docente. Ofrecemos
unos
extractos sobre lo que sucede en la mal llamada muerte tal y como él lo
veía, no intelectualmente sino como resultado de su propia experimentación.
Estos extractos proceden de su imprescindible libro “Ser, Curso de psicología
de la autorrealización” y del libro-recopilación “Palabras de un maestro”;
ambos de la editorial Índigo.
“Todo
lo que yo digo es una expresión directa de experiencia… No existe la muerte. Solo existe la Vida a través de sus
transformaciones. La muerte no es más que el fenómeno de que todo el proceso de
vida …es cíclico…en el ser humano se produce en pequeños ciclos a los que
llamamos sueño y a un ciclo un poco mayor le llamamos muerte…, o sea que la
muerte es parte de la vida en su manifestación. Para algunos la muerte puede
ser un momento de iluminación real, para otros simplemente es como una cosa
nueva que les sorprende pero que no asimilan porque no están preparados para
ello. Depende de la preparación, de la posibilidad de la persona…Cuando lloro
por la muerte de otro es por mí que estoy llorando…
El trabajo de Realización no es más que aprender a ver mi
morir de los contenidos mentales, del yo idea, del cuerpo,…Se teme a la muerte
por la identificación total con el cuerpo. El miedo “natural” a la muerte, se
refiere a la muerte prematura, a una
enfermedad dolorosa, etc. Pero cuando es el tiempo, cuando uno ha cumplido su
jornada, se va tranquilamente a dormir…
La
existencia dentro del cuerpo es como una especie de limitación en que uno está
viviendo de una manera muy parcial y muy limitada la plenitud que uno es de
realidad y de felicidad y de inteligencia. Es como si uno se metiera en uno de
esos trajes que llevan los astronautas, tan gruesos y tan pesados que les
impiden los movimientos. Pues esto es lo mismo pero en lo físico, en lo
afectivo y en lo mental…El cuerpo astral y la supervivencia son cosas para ser
vividas, no para ser creídas. En las cosas del espíritu, cada uno debe hacer su
propia investigación; no vale creer porque lo dice fulano, o tal institución, o
la tradición.
Cuando… tu cuerpo esté muriendo, entonces
verás cómo se tiene un impresión muy clara de que esto no me está pasando a mi
y de que yo soy el testigo de eso que está pasando…Conduce a un despertar
profundo de uno mismo…Lo mejor que le puede pasar a un moribundo es que se de
cuenta de que va a dejar el cuerpo, que viva muy conscientemente esa
situación…La vida es un proceso de expresión Gozosa de lo que Realmente Somos.
La muerte no me quita nada, porque morir es “volver” a lo que Soy…El gran error
es confundir la vida con las formas de vida. La reencarnación se hace de un
modo inevitable en virtud de las identificaciones que hay dentro…La elección
viene hecha inevitablemente por las atracciones o repulsiones que hay todavía
dentro,.. Es lo mismo que ocurre en la vida actual.
Pero, como Blay dice, lo mejor es que, ahora, nosotros miremos dentro y
hagamos nuestra propia autoindagación. Pues sólo así nacerán las certezas que
buscamos, lo cual es lógico que sea así ya que con el autodescubrimiento de que
nosotros no somos ni nuestra imagen exterior, ni ninguna de las ideas que nos
hayamos formado sobre nosotros, tampoco ninguno de nuestros ideales, ni personaje
alguno de los muchos que en la vida interpretamos, ni por supuesto este amasijo
de carne, hueso, órganos, agua y minerales que configuran nuestro cuerpo, lo
que sale a la luz y se autoevidencia es nuestra propia conciencia de ser y como
seres inmortales, no sujetos a ningún cambio, transitoriedad, caducidad o
muerte de los que afectan continuamente al mundo del ego, de la materia y de la
forma.
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