miércoles, 15 de febrero de 2017

EN EL EGO DESCONFIANZA Y MIEDO

Somos seres divinos, inmortales, sabiduría en esencia, conciencia,

Somos amor expresándose siempre, incluso cuando todo parece revuelto, injusto o loco,

Somos la voluntad de Dios interpretándose a sí mismo dentro de un juego sin fin.

Pero somos también almas que aceptaron el olvido de sí, de lo que eran, de todo eso,

Como parte de esta trama que es cada existencia, que no es sino puro teatro,

Interpretación de algo que no somos. Este es el Juego, incomprensible para la mente,

Dominado casi siempre por los sentidos externos, por nuestras emociones

Y por la personalidad que tomamos, resumida en ese ropaje tan aparentemente real

Y complejo, el ego, que hemos tomado como nuestra identidad verdadera.


Pero el ego es miedo, y en eso se basa su esencia. Miedo a perder,

Miedo a no tener, miedo a la carencia y miedo por lo que le falta,

Y su temor estrella, del que más huye, que los resume todos: el de la muerte.  

Miedos que la mente nos recuerda continuamente, con mil pretextos,

Y que producen ansiedad, insatisfacción, tristeza, pero sobre todo:

Desconfianza y duda, ante la vida, ante el mañana, por lo que sucederá o no,

Por tantas cosas. Y lo peor, es que ahí radica la fuente del sufrimiento.

Pero el ego lo quiere así, porque es eso su sostén, su razón de ser y su alimento,

Pues sin ellos simplemente se extinguiría, ya que la representación perdería su interés.


Esta obra que representamos, sí, en una primera parte es una ficción ignorada,

Basada en el olvido de que todo es puro teatro. Por eso nuestros miedos son tan reales

Y la desconfianza tan grande. Y porque el ego, incrédulo, sólo aguarda lo peor.

De ahí que la vida se resuma para él en autoprotección o defensa y ataque. Y poco más.


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