Podríamos
decir que vivimos el cielo que estamos preparados y capacitados para vivir,
algo muy parecido por lo demás con lo que experimentamos en la Tierra. En la
experiencia de Benedict se puede ver una clara expansión de conciencia, un
auténtico samadhi podríamos decir, y un nivel que sólo se alcanza después de
una limpieza interior muy grande. Por la profundidad, amplitud y misticismo que
se trasluce resulta más que interesante escucharlo. He aquí lo que el propio
Benedict nos cuenta:
“En
1982 me morí de un cáncer terminal... Me dieron de seis a ocho meses de vida…Lo
siguiente que recuerdo es el comienzo de una típica experiencia cercana a la
muerte. Súbitamente, me encontraba totalmente consciente y de pie, pero mi
cuerpo seguía en la cama. Había aquella oscuridad a mi alrededor. Era tan
vívida, que podía ver cada habitación de la casa, podía ver el techo de la
casa, podía ver los alrededores de la casa, podía ver por debajo de la casa…
Había
esta Luz brillando. Me volví…, era muy parecida a lo que tantos han descrito en
sus experiencias cercanas a la muerte.... Se la puede sentir…Cuando empecé a
moverme hacia la Luz, supe…que, si iba hacia ella moriría…Tú controlas tu
experiencia de vida tras la muerte…La Luz continuaba transformándose en
diferentes figuras, tales como Jesús, Buda, Krishna, mandalas… Cuando la Luz se
me reveló…(supe) que lo que estaba viendo…era la
matriz de nuestro Yo superior… …Quería en verdad saber lo que es el
universo…Entonces la Luz se transformó en la cosa más hermosa que he visto
jamás: un mandala de almas humanas en este planeta…, vi cuan hermosos somos
todos en nuestra esencia…Entré en otro reino, más profundo que el último…Era
una enorme corriente de Luz, vasta y plena, profunda en el corazón de la
Vida…La Luz respondió: “Este es el Río De La Vida”…La luz lo sabía todo sobre
mí…
Pedí
ver el resto del Universo…Súbitamente, parecí propulsado lejos de este planeta
en esta corriente de Vida. Vi la
tierra…El sistema solar, en todo su esplendor, pasó zumbando y desapareció…Más
rápido que la velocidad de la luz, volé a través del centro de la galaxia,…. Vi
muchos mundos…¡…no estamos solos en el Universo!...¡…a medida que la corriente
se expandía, mi conciencia también se expandía hasta englobar cada cosa del
Universo! Toda la creación pasó por mi…
En
este punto me encontré en una calma profunda, más allá de todo silencio. Podía
ver o percibir PARA SIEMPRE, más allá del infinito.…podía experimentar toda la
creación generándose…era uno con la Vida y la Conciencia Absolutas… la creación
es Dios explorando el Ser de Dios de cada manera imaginable… Todo está hecho de
luz, incluso las piedras…La Luz me explicó que la muerte no existe…Todas mis
preguntas habían sido contestadas. Cada humano tiene una vida y un conjunto
diferente de preguntas que explorar…cada uno de nosotros está explorando esto
que llamamos vida de un modo único…Volvía a casa…Por primera vez, pensé en mi
mismo como humano y era feliz de serlo…ser la parte humana de Dios…” (Fuente:
Internet. Vale la pena leerlo allí íntegramente por la riqueza de información y
matices que nos da)
Que
nuestra consciencia es infinita aquí se ve muy claro, que la cerramos para
experimentar también: esto es vivir. Ahora, lo que importa sobre todo es
recordarlo, y una de las formas de hacerlo es caer en la cuenta de que cada
existencia sólo es un recodo de un camino siempre abierto, lleno de
posibilidades que nadie más que nosotros vamos a traer a la realidad, porque
tenemos capacidad de hacerlo ya, que ni más ni menos, “somos la parte humana de Dios”, sin
la cual este Universo no existiría.
Vivimos,
por lo tanto, lo que cada uno ha decidido vivir, este es nuestro inmenso poder,
aunque no lo creamos, aunque nos parezca imposible, pero es así, porque somos
Dios existiendo a través de nosotros, porque somos los dueños absolutos de nuestro
destino, y no sólo de este presente sino de nuestra existencia futura en el más
allá, donde también construiremos nuestros cielos, según sea nuestra creatividad, voluntad y
nivel alcanzado. Este es el juego de Dios, o sea, nuestro propio juego. ¡Cuando
abramos definitivamente los ojos del alma la diversión y el gozo serán
infinitos!.
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