Habiendo encontrado la llave en donde experimentamos
Ese sentir cálido que es nuestro verdadero ser
individual,
Esto es, nuestra alma en crecimiento, -el foco de
nuestra identidad-,
Vemos aparecer en nosotros una demanda mucho más
profunda,
Impulsada y alentada desde ese fondo del alma;
Se trata del deseo de la Plenitud que somos, pero
que no hemos reconocido aún,
Y de un anhelo irrefrenable por colmarlo y vivirlo.
Entonces, nos vamos abriendo a Lo Superior,
A esa dimensión de nosotros mismos,
Que es la genuina Fuente y Manantial que nos aporta
Los componentes de paz, gozo, alegría, inmensidad y
potencia,
De luz y verdad que, definitivamente, nos llenan.
Aquello desciende, y en el Encuentro, todo vacío,
limitación y angustia,
Temor a la finitud y a la muerte van desapareciendo
de nuestras vidas.
Con esa dimensión Superior, sentida, experimentada y
vivida así,
Lo divino en nosotros como nosotros,
Se recobra como nuestra identidad real y verdadera.
Una Vida, una Felicidad y un Saber muy Profundos
Transforman toda nuestra pequeña visión y sentir,
La comprensión sobre lo que somos se expande,
Y Dios deja de ser algo diferenciado de nosotros.
A partir de entonces, sólo nos queda ir ahí cada vez
más,
Hasta que experiencia, ser y vivir, se conviertan
para siempre en una unidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario