jueves, 29 de diciembre de 2016

AL DESPERTAR, LA CONCIENCIA QUE SOMOS SE AUTOEVIDENCIA


Extraviados, perdidos, en realidad proyectados fuera de nosotros,
Lo que somos quedo fundido, mezclado con cada cosa del exterior a nuestro ser.
Así es como la conciencia, que es nuestra identidad básica y real,
Fijó su atención en el afuera de sí: el mundo, el cuerpo, la mente, la personalidad,
Y, como resultado de ese movimiento: conciencia y mundo, conciencia y cuerpo,
Conciencia y mente, conciencia y personalidad quedaron unidas, indiscriminadamente,
Hasta el extremo de que ambas realidades se redujeron aparentemente a una.
Y la conciencia hipnotizada por la fusión perdió en ella su realidad identitaria.
Así es como cada ser humano se olvidó de sí hallándose obnubilado en lo que no es.
Luego, como se sabe, se inició el camino de regreso al “Paraíso” perdido, tan añorado,
A la conciencia de sí. Y en esta tarea andamos metidos, todavía.

¿Despertar, qué es entonces?: es recuperar esa conciencia de ser lo que somos.
Y esto se consigue cuando la conciencia, que es nuestra identidad real
Realiza el camino inverso al que en un tiempo emprendió y que la llevó a extraviarse.
Ahora se trata, de que ella, que se proyectó fuera fusionándose en lo proyectado,
Se reabsorba en sí misma, o sea, que vuelva su atención hacia ella
Hasta el punto de autorreconocerse, de tomar conciencia de sí en lo que es.
Cuando esto ocurre, entonces la consciencia se hace autoevidente a sí misma
Y nos sabemos siendo ella como ella. Eso es Despertar.

Esto es algo muy grande y hermoso, puesto que, por fin, sabemos quiénes somos.
Con lo cual, trascendemos definitivamente nuestro cuerpo, mente y emociones,
Así como cualquier identificación errónea con cuanto nos rodea y cambia,

Se vence por fin todo temor a la muerte, y empezamos a vivir realmente y en libertad.

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