jueves, 29 de diciembre de 2016

SERES CÓSMICOS. ALMAS EVOLUCIONANDO HACIA LA PLENITUD.


Habitantes temporales de la Tierra, pero viajeros por mundos insólitos.
Somos descendientes de seres de otros mundos y emparentados con ellos,
Vinimos en ese sentido de las estrellas, con origen, pues, extraterrestre,
Como cree Francis Crik, uno de los descubridores de la doble hélice del ADN.
Más aún, sin intervención sobre nuestros cuerpos de entidades exteriores a la Tierra
No hubiera sido posible que por evolución se hubiera pasado, en 200.000 años,
Del homo erectus al hombre actual. ¡Harían falta 30 millones de años evolutivos!.
T. Huxley lo creía y Alan F. Arnold lo afirma en su libro “Los dioses del nuevo milenio”.
Que la imaginación y la intuición digan el resto, ellas abren las puertas del conocer.

Ahora bien, nosotros no somos los cuerpos, los utilizamos. Ellos pasan, nosotros no.
Somos almas recorriendo infinitas posibilidades a través de infinitos mundos y cuerpos.
Nuestro recorrido se basa en un ascenso evolutivo, coherente y jerárquico
Que se alimenta y es impulsado por ese motor imparable, esencial e identificativo
 Llamado instinto de perfección. Por él ansiamos y buscamos la plenitud sin fisuras.
Vamos tras ella porque de modo muy sutil sabemos que de ella salimos, que la somos.
Esta es la verdad de nuestro origen, no como cuerpos sino como almas:
Nos separamos aparentemente de ella y hacia ella volvemos, lo estamos haciendo.

Lo hacemos a través de infinitos caminos, formas, condiciones y estados,
Ninguno de ellos nos es ajeno. De ahí, nuestra profunda hermandad con todo y todos,
Desde la energía más simple a la formación más compleja, desde el mineral al animal.
Todo nos acompaña y acompañará mientras lo necesitemos, como nuestro cuerpo.
Todos los universos y realidades manifiestas juntas forman el cuerpo de Dios.

Del mismo modo que el cosmos es el nuestro. Y nuestro ser el alma de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario