miércoles, 21 de diciembre de 2016

NO SOMOS LOS VERDADEROS PROTAGONISTAS.


Existe en cada uno de nosotros la tendencia muy acentuada
De darle la autoría de casi todo lo que hacemos a nuestra personalidad egótica.
Y eso hace que la reforcemos, haciendo de ella algo muy importante, demasiado,
Hasta convertirla, sin darnos cuenta, en una especie de ídolo al que, si no se adora,
Sí que, al menos, se le venera, protege y defiende con todo esmero y tesón.
Entonces, de lo que no nos apercibimos es del profundo error que eso esconde,
Y que se refiere al hecho de que el verdadero autor de nuestro vivir
No es nuestro ego, ni nuestro personaje, ni los méritos que estos creen tener,
Sino nuestra alma que es la que ha buscado todos los pretextos
Para crecer, evolucionar y desarrollar el plan y su propósito en cada existencia.

Son la fuerza que nace de nuestra alma, la inteligencia que la anima,
Su sabiduría que nos conduce hacia tal o cual experiencia,
Su intención, amor y voluntad por ser una con el ser que somos,
Fuente y origen de toda felicidad y realización,
El verdadero autor de nuestra vida real, no de la soñada, interpretada o imaginada.

Nuestra alma es la que nos está llevando y, más concretamente, ese impulso
Que anida como chispa germinal en el centro y corazón de ella misma.
En ese sentido, pareciera, pues, que seamos “nosotros” los buscadores de la realización,
Y que fuera nuestro mérito, saber o valor personal quien la realizase. Pero no es así.
Nuestro verdadero yo, que es el ser de nuestra alma, lo hace posible todo.
Y es que, como un Guadiana muy profundo y persistente, sin dejar de hacerlo nunca,
Nuestra alma, ella, viaja, vida tras vida, por los innumerables paisajes de la existencia,
Trascendiendo toda ignorancia, para plasmar así su poder creativo y de manifestación.


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