Todo puede ser tan normal y desangelado,
Tan cotidiano y conocido, incluso vulgar,
Tan matizado, podríamos decir, por la pátina del
tiempo
Y de las cosas, como parecen ser, en su trivialidad.
Esto es lo que se dice de la vida monótona e
intrascendente
En la que nos movemos unos y otros, con cierta
desgana,
Movidos por la costumbre y sin demasiado entusiasmo.
Muy distinto e inhabitual es lo que sucede
Cuando el sol de la pura luz, esto es, de la
Conciencia,
Nace, y así lo intuimos o vivimos,
Desde dentro de la densidad de la materia,
E incluso en ese mismo espacio aparentemente vacío,
Y hace que todo recobre y sea lo que nunca dejó de
ser:
La misma Vida existiendo en una sola Realidad.
Vida vibrante, gozosa y bella, embriagadóramente
presente,
Vida siendo nosotros mismos, intensamente.
Detrás de todo lo pensado e interpretado,
Detrás de cuanto creímos racional e inteligentemente
Que era la realidad, nuestra realidad
sensitivo-mental
No nos habíamos percatado aún de que Lo Que Hay,
Lo Que Es, es la Misma Conciencia Radiante
Como única Fuente desde la que todo nace y adquiere
infinitas formas
Como las que se materializan en incontables micro y
macro-universos.
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