domingo, 18 de diciembre de 2016

SOMOS ALMAS ENCARNADAS



Durante mucho tiempo, vidas incluso, creímos ser personas, ahí se resumía todo.
Y en torno a ello crecimos, sufrimos unas veces y disfrutamos otras,
Aprendimos, experimentamos, descubrimos y creamos.
Pero vivir fue sólo eso: asunto de personas con sus personalidades y personajes,
Relacionándose, conviviendo, a veces peleándose, amándose u odiándose,
Muriendo, naciendo, fragmentados en ideologías, religiones, banderas…,
Egos al fin y al cabo viendo en los demás otros tantos egos.

Vida esa superficial, externa y plana, miope, dominada por mentes y cuerpos
Ajenos en su mayor parte a algo muy importante, radical y maravilloso
Que desde su presencia sutil y silenciosa le daba significado, valor y sentido a todo ello:
Nuestra alma, esa identidad más esencial y profunda de nosotros
Que a través de todo lo anterior y sirviéndose de la persona que creíamos ser
Experimenta, aprende, crece, evoluciona y va despertando a su verdad superior.

Lo cierto es que somos almas, o sea, seres espirituales que vienen a este mundo,
Asumiendo una personalidad y unas circunstancias físicas, familiares, culturales, etc…
Mediante las cuales realizar un propósito y una tarea útiles para ella misma
Y para los demás con los que interactúa y se relaciona.

Nuestra visión de la existencia se vuelve coherente, dignifica, transforma y eleva
Cuando llegamos a contemplarnos unos a otros también así, como almas,
Asumiendo y comprendiendo que detrás de cada persona: padre, madre,
Pareja, hijos, familiares, amigos, enemigos, conocidos o no, todos…, hay un alma

Que ha venido a compartir su evolución con nosotros, y no por casualidad.

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