domingo, 25 de diciembre de 2016

SACAR A LA LUZ NUESTROS “DEMONIOS” PARTICULARES


Vamos por la vida exhibiendo  o simplemente tratando de mostrar nuestra mejor cara,
En la que todo esté perfectamente ordenado, controlado y situado.
Así creemos funcionar bien, aunque las placas tectónicas de nuestro ego,
Con sus “demonios” ocultos, estén llevando una guerra sumergida por su cuenta.
Luego, pasa que suceden cosas inesperadas, reacciones inusuales y situaciones extrañas.
Ocurre con la pareja, el trabajo, las relaciones y la vida en general.
Y, todo, porque nuestra existencia es vivida de manera fragmentada,
Dejando en el desván del subconsciente todo lo que no queremos mirar, reconocer o afrontar.
Eso forma el mundo de nuestros “demonios ocultos”, demonios que salen a veces
Con independencia del manejo y sujeción que sobre ellos quisiéramos tener.

Por eso es tan importante la autoobservación, ese darse cuenta de lo que se vive
Y, en la medida de lo posible, también de lo que se vivió.
Que todo salga a la luz de nuestra conciencia y se aireen nuestros rincones oscuros
Para que nuestra vida sea realmente una y no un espacio de lugares vedados.
Concienciar, observar e iluminar cuanto hay y se presenta en nuestro vivir,
Para que no existan obstáculos o puertas que obstruyan el paso a la pura conciencia de ser,
ni eviten así que nuestra manifestación sea transparente, limpia y sin doblez.

Las situaciones emocionalmente explosivas, las salidas de tono
Y todas esas “anomalías” que uno no quisiera ver manifiestas en su cotidiano vivir,
Son inmensamente oportunas para que, viéndolas y comprendiéndolas, podamos crecer.
Pues, todas ellas, vienen con un mensaje y una lección que deben ser conocidos y aprendidos.
El valor de los problemas está en la oportunidad que nos ofrecen de encontrar luz y salidas.

Siendo la salida óptima aquella que eleva nuestra conciencia de ser y nuestra actitud para amar. 

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