miércoles, 28 de diciembre de 2016

LA CONTEMPLACIÓN DEL SILENCIO


Uno hace algo tan sencillo como sentarse en una silla, o sin ella,
Y con los ojos cerrados observar, estar atento a cuanto acontece en su mente.
De donde surgen los pensamientos, los recuerdos, los problemas, los deseos,
Todo cuanto ahora mismo nos preocupa o nos inquieta, pero también lo trivial,
Y, por supuesto, nos damos cuenta de las sensaciones del cuerpo y de las emociones.
El secreto consiste en ser testigos de todo ello como si fuesen, de hecho lo son,
Cosas que van apareciendo sobre un fondo y también desapareciendo en él.
Entonces tratamos de estar atentos a ese fondo, a ese espacio que es una no cosa.

Siempre tras el fondo, el fondo desde el que todo surge, incluso nuestro mundo,
Las galaxias, el universo, todos los universos. Contemplamos el fondo, y lo soltamos,
Para ir incluso más allá, allí desde donde surgen todos los fondos,
A Aquello que todo los sostiene, incluso al hecho de sostener mismo.
Y nos dejamos desaparecer también a nosotros en él, a lo que de nosotros queda.
Entonces nos damos cuenta de que sólo hay Silencio-Conciencia-Luz. Lo Que Somos.

Y ese fondo luego se mantiene, acompaña, porque es Lo Más Real, lo que es.
Cuando andamos, cuando hablamos, en el metro, en todo momento, siempre está ahí.
Es una presencia silenciosa, no porque no haga o no contenga nada
Sino porque es el Ser mismo anterior a todo contenido, de cualquier clase.
Eso permite que el acto contemplativo se prolongue a toda nuestra vida,
Porque toda ella está envuelta, formada e inundada de y por ese Silencio,
Un silencio que es plenitud y gozo, que disuelve toda sensación de sufrimiento.
Vivir en esa presencia nos libera y hace que nos sintamos almas en libertad.

Volver ahí una y otra vez hasta vivirnos siendo unos en él. Esta es nuestra mejor tarea.

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