En lo más profundo y real
De nosotros mismos
Se halla el corazón y centro
De nuestro verdadero ser.
Ir allí es nuestro mejor destino
Para experimentar lo que es el encaje armonioso y
perfecto
De un vivir no dormidos sino despiertos,
No llevados por personajes, ilusiones falsas,
Ni por el mundo de los deseos, temores y
frustraciones del ego.
Conectar desde el silencio
De las emociones, de la mente y de los sentimientos
Con ese foco desde el cual somos
Es la única garantía de una vida con sentido y
llena,
Y de podernos reconocer definitivamente
En un espejo fiable
Que nos devuelva nuestro rostro original.
Recogidos allí, toda sensación de extravío
desaparece
Al tiempo de que podemos encontrarnos
Con nuestro mejor maestro y guía:
El Maestro Interior.
Desde entonces podemos decir
Que hemos experimentado un verdadero Nacimiento.
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