martes, 3 de enero de 2017

AHORA, SIEMPRE: ¿DONDE ESTÁ TU SER?


Hay una imagen muy gráfica y clara que nos ilustrará lo que vamos a decir.
Estamos hablando de esa pequeña piedrecita que se encuentra arriba en lo más alto,
Y justo al borde, de una montaña repleta, absolutamente cubierta de nieve.
El fuerte viento la arrastra y empieza a caer rodando y rodando, sin parar, por la ladera.
Mientras esto ocurre la pequeña piedra va quedando envuelta capa a capa por la nieve
Hasta desaparecer en el interior de una inmensa bola. Ahora nadie la puede reconocer.

Paralelamente. Vemos y sentimos en nuestra vida, suceso tras suceso, golpe tras golpe
Y acontecer tras acontecer, el impacto que todo ello deja en nuestra alma,
Su presión nos convierte en sujetos emocional, mental y físicamente transformados,
Alejados, demasiadas veces, de aquella alegría natural, esencial y vital
Que irradiaba pletóricamente aquel niño o niña que fuimos y que ya olvidamos.
Estamos hablando, pues, de esa “pequeña piedrecita”, la de nuestra realidad esencial
Que quedó perdida, suplantada y también machacada en mitad de tanta peripecia.

Cuando esto ocurre y la añoranza o incluso la angustia aprietan, como suele suceder,
Entonces, como siempre, cabe la posibilidad de pararnos y de reaccionar
Dejando que surja la gran pregunta: ahora, en medio de todo esto, ¿dónde está mi ser?
Y si la búsqueda es real, veremos deshacerse ante nosotros las capas que, como la nieve,
Ocultaron y alejaron de nuestra conciencia ese fondo de luz y de gozo, de amor y poder
Que nunca jamás dejamos de ser, en mitad incluso de los peores momentos.

No siempre es fácil reconocer esto, y cada uno hace lo que puede, pero la verdad es esa:
Que por muchas capas de dolor o de sufrimiento que cubran nuestra visión y sentir,

Nuestro ser radiante jamás se alejó de nosotros. Ahí está, en nuestro corazón, esperando.

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