miércoles, 11 de enero de 2017

JESÚS DE NAZARET (III) (Nuestro Cristo interior)

Es posible, dos mil años después de él sentir y vivir la proximidad del ser de Jesús,
Del Cristo, y esto es posible en la medida en que nos elevamos y abrimos a su verdad.
La dimensión de Cristo existe, refulge, vibra, resplandece y se siente en nosotros,
Y esto no es una fantasía, porque no proviene de la mente  sino de nuestro ser,
No del ego, sino de la dimensión superior de nuestra alma que nunca se separó de Dios.

Por eso, podemos afirmar que Cristo está cerca, que nos envuelve, que es en nosotros.
Esta realidad se siente como una expansión del alma, y como un Espacio de plenitud
Que nos eleva y a la vez conecta con todos los cristos de la Tierra,
Y no sólo eso, también con todos los demás cristos de  las dimensiones superiores.
Cristo vive, Cristo es real, Cristo está presente en la conciencia de cada ser espiritual
Y, por lo tanto, en todos los seres que existen en cualquier plano y nivel, sin excepción,
Aunque su conciencia sea muy pequeña, no haya crecido o su ceguera lo oculte.

En el corazón de nuestra alma se siente y se experimenta a Cristo,
No importa ni es necesario que se sea cristiano, ni de tal, de cual o de ninguna religión.
Todo eso es muy secundario e incluso prescindible si se quiere, o no, allá cada uno.
Aquí hablamos del ser real, de nuestra alma, no de creencias ni de ideas, todas humanas.
Hay un Cristo interior en cada uno que quiere nacer y empuja para despertar
Y que cuando se experimenta nos abre a la divinidad de y en todos los seres,
Desde los minerales a las plantas, desde los animales al mismo ser humano,
Y más todavía, porque entonces uno empieza a sentir su unidad cósmica y universal.

Y todo, aún lo más lejano y superior se acerca, se aproxima al corazón de nuestra alma,
Uniéndonos al Cristo Cósmico, al de la Vida Una, puro fuego de luz, sabiduría y amor

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