Podemos dudar de lo que hacemos, del exterior y sus
interpretaciones,
Podemos sentirnos inseguros o ignorantes de
infinidad de cosas, incluso negarlas,
Pero de lo que no podemos dudar en absoluto es de
nuestro existir o de ser existiendo.
Esto es lo más real que nos pueda pasar: ser. Las
circunstancias son secundarias a eso.
A pesar de todo, solemos dejar de lado esta
evidencia y no le damos importancia,
Siendo que la experiencia de ser es la experiencia más
grande que podemos tener.
Sentirnos ser, percibir el hecho de ser, acunarnos
en el ser, expandirnos con el ser
Y fundirnos en él, vivir esto es lo único que de
verdad es vivir.
Ser es plenitud, libertad, amor, alegría, felicidad,
sabiduría, energía, fuerza, poder…,
En sí mismos, y no por nada que el exterior nos de
todo eso.
Todo lo anterior lo somos, jamás podemos dejar de serlo,
porque el ser es eterno.
Ser es Conciencia y Vida, ser es Dios. Ser es el
Todo uno en nosotros como nosotros.
Y despertar a nuestro ser es despertar a la
conciencia de ser ese Todo individualizado.
Quien no despierta a su ser y no vive en él y desde él
es arrastrado por todo,
Y víctima de cualquier cosa, se deprime, vive en el
temor o la angustia con facilidad,
Por ello, a menudo se entristece o se lamenta de
cuanto le sucede y tiene que afrontar,
Le pone infinidad de condiciones a la vida, sin
darse cuenta de que él es quien la eligió.
Está falto de alegría y de energía para crear o
vivir. Es como un mueble pesado y viejo.
Pero el Ser que somos jamás nos dejó, sólo espera de
nosotros que nos abramos a él,
Que lo reconozcamos como algo que siempre está
disponible para nosotros,
Y que nos demos cuenta de que frente a una vida
vivida en el sufrimiento como pago
Siempre está la alternativa de una vida vivida desde
el Ser. Vida realmente liberadora.
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