miércoles, 4 de enero de 2017

SER UNO MISMO. ASUMIR EL PODER DEL YO SOY.


Existe una forma de poder que pretende la reivindicación de lo propio
Como opuesto o contrario a las pretensiones egóicas o no de los demás.
Es un poder que retrotrae a los instintos menos evolucionados y más primitivos.
No favorece al propio crecimiento y desarrollo ni al de los demás, al contrario.
Pretende de los otros la sumisión, bienes materiales y dependencia física o psicológica.
A la larga o antes, sólo produce problemas, dificultades, enfrentamiento y dolor.

Hay un poder, en cambio, que todo estamos llamados a asumir,
El cual nace y es fruto del reconocimiento de los propios valores y cualidades,
Así como del propósito y tarea que uno siente que tiene que desarrollar y cumplir.
Reconocer el propio poder, que nos cualifica para expresar en el mundo
Todo lo que emana de nuestro crecimiento evolutivo y que favorece al de los demás,
Forma parte de los despertares del alma a su propio autorreconocimiento,
A su realización, y a su misión en la presente encarnación.
Ese poder personal que uno alcanza a ver en sí mismo complementa y da sentido
A las preguntas de para qué he nacido y qué me pide la vida que materialice o haga.

El poder personal positivo nace del ser del alma que tiende a expresarse en el mundo
A través de y en cada cual, bajo formas únicas, genuinas y concretas. Su plan como alma.
Cuando uno conecta con su ser y con el propósito de su ser espiritual,
Asumiendo la tarea de llevarlo a cabo, está abriéndose a su poder personal
Y cumpliendo el principal objetivo de su existencia, lo que le trajo a nacer.
La afirmación del Yo Soy que a través de ello uno hace de forma integral
Nos afinca y alinea con la Vida creativa expandiéndose y vivificando.

Asumiendo el Poder de Dios en mí, mi acción sólo puede ser un bien para los demás.

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