domingo, 15 de enero de 2017

ESA CONCIENCIA SIEMPRE PRESENTE

Antes de formar parte del bebé que fuimos ella era, en otra forma de existencia,
Y en el momento de nuestro nacimiento. Nuestra conciencia siempre está presente.
En realidad, somos ella, somos esa conciencia presidiendo todas nuestras existencias.
Íbamos gateando por la casa y nuestra conciencia contemplaba
nuestros movimientos,
Como después cada gesto, momento y etapa de la vida. Siempre la misma conciencia,
Invariable, inalterable, inmortal, como ahora mientras pulso las teclas del ordenador,
Como cuando hace años yo era apenas un adolescente, estudiaba en tal o cual sitio
Y experimentaba un mundo al que me estaba aún adaptando.

Recuerdo algunos momentos de mi vida en que me paraba y mientras estaba atento
A esa conciencia que experimentaba me decía: pues esto mismo, con igual conciencia,
Siempre. Siempre en ese Yo Soy Conciencia, y todo lo demás ocurriendo en ella.
Al ir andando, al enamorarme, cuando hacía tal o cual trabajo, estando en la playa,
Ante una buena y rica comida, en la soledad, estando enfermo, al meditar…
Siempre la misma conciencia, lo más real e idéntico a mí. Mi verdadero Yo Soy.

Nada sin ella, nada fuera de ella, nada que no ilumine ella, nada no vivificado por ella.
Esta es la conciencia. No está aquí, ni ahí, ni dentro ni fuera del cuerpo.
Es y respira en y a través de mí, pero tampoco es mi respirar que sucede en ella.
Simplemente cuando tomo conciencia de ella mi respirar se hace más y más profundo,
Me expando y siento cómo el vivir de la vida sonríe en mí y más allá de mí.

Si miro a mi alrededor la conciencia es allí, todo está lleno de esa conciencia
Y todo vive el vivir de la conciencia. La conciencia no tiene nombre, ni forma, es,

Es el vacío, es el espacio, es el fondo, pero luminosos, gozosos, y, sobre todo, vivos.

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