El ser humano vive inmerso en un mundo grandioso y
amenazante al mismo tiempo,
Del cual no podemos esperar el acogimiento
inalterable, fijo y sin reservas.
Está lleno de vaivenes que lo que despiertan es
también nuestra propia inestabilidad.
Egos entre egos y en circunstancias que no siempre
refuerzan la autoconfiaza
Ni el poder, la fuerza, el amor incondicional o una
identidad a prueba de golpes,
Esto hace que busquemos alianzas que nos apoyen y
reconocimientos que nos afirmen,
Pero aquellas como estos tienen sus grietas, y también
por ser externos a nosotros
No pueden evitar del todo la sensación de soledad
profunda o de desarraigo interior.
Hace falta que alcancemos la fuente de toda
seguridad y fuerza en nosotros mismos,
En el corazón y la esencia de nuestro ser, único modo
de conseguir verdadera paz,
Porque mientras esto no se dé, viviremos a merced de
unos y de otros, de sus críticas
Pareceres, alabanzas o detracciones, de que, en fin,
nos suban o nos bajen,
Además, también, de cuanto nos suceda y de lo que
pase a nuestro alrededor;
En ese sentido, seremos pasto de depresiones y
soledades, de tristezas y frustraciones.
Al revés, sólo aquel que ha conectado con su
verdadero ser, se ha identificado con él
Y desde él vive, que ha sentido nacer en su interior
y desde él la felicidad y la plenitud,
La sabiduría, la energía y el amor como algo propios,
puede experimentar y compartir
La seguridad, la alegría y la paz que nada exterior
a nosotros nos puede dar ni quitar.
En esto consiste el verdadero poder así como la
verdadera independencia y libertad,
Los que hacen que uno ya no necesite más el
reconocimiento del exterior para vivir,
Porque la claridad sobre sí mismo, lo que es y su
verdad, fruto de la experiencia
De nuestro ser interior son el autoconocimiento único
que de verdad necesitamos
Para vivir en plenitud y conseguir la realización
como almas despiertas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario