El
doctor Jefrey Long que actualmente
es el que preside la “Fundación para la Investigación de la Experiencia
Próxima” a la muerte no duda, después de descartar todas las posibles
explicaciones fisiológicas o psicológicas, en decirnos que las experiencias
cercanas a la muerte son completamente reales, y llega a la conclusión, además,
de que hoy contamos con las pruebas más concluyentes que se han recopilado
jamás sobre la vida después de la vida.
El
camino que le llevaría después a sus investigaciones se inició en al año 1984 cuando
le escuchó a la esposa de un amigo suyo la experiencia cercana a la muerte que
había tenido y que relata en su libro “Evidencias del más allá” (Edit. Edaf).
Cuenta ella que a raíz de una reacción alérgica aguda a una medicación sufrió
un paro cardíaco y que (hago ahora un extracto de su declaración):
“…inmediatamente
después de dejarme de latir el corazón me encontré a la altura del techo. Veía
la máquina de EEG a la que estaba conectada yo. Mostraba un EEG plano…Se
afanaban por hacerme volver a la vida. Por debajo de mi casi reinaba el pánico.
A diferencia de la confusión que había…yo tenía una sensación profunda de paz.
Estaba completamente libre de todo dolor. Mi consciencia salió flotando de la
sala de operaciones y se trasladó a un puesto de enfermeras…de la planta donde
había estado yo antes de la operación…, veía a las enfermeras que se ocupaban
de sus tareas habituales.
Cuando
llevaba un rato observando a las enfermeras
se
abrió un túnel. Me sentí arrastrada hacia el túnel…pasé por el túnel y fui
consciente de que había una luz fuerte al final…Sentía paz. Cuando hube
atravesado el túnel, me encontré en una región de luz hermosa y mística. Tenía
ante mí a varios de mis parientes queridos que ya habían muerto. Fue un
encuentro gozoso, y nos abrazamos.
Me
encontré acompañada por un ser místico, de amor y compasión abrumadoras. Me
preguntó: “¿Quieres volver?”…Después de haberlo debatido un poco más, comprendí
que era yo quien tenía que decidir si quería volver a mi cuerpo físico. La
decisión fue muy difícil. Yo estaba en
un plano de amor abrumador. Sabía que en aquel plano, estaba verdaderamente en
mi hogar. Por fin, regresé a mi cuerpo”
Esta
experiencia de modo casi idéntico o muy similar es contada por miles y miles de
personas que han pasado por semejante trance. Explicarla como consecuencia de
alucinaciones o de anoxia mental es lo más fácil, a pesar de que ni la lógica
que encierran, ni el descarte clínico de esas posibilidades, ni la forma vívida
con que se experimentan, ni su coherencia o repetición en infinidad de casos lo
que avalan más bien es su veracidad. Pero ya se sabe que, al final, cada cual
decide lo que quiere creer, pues muchos ni siquiera viendo ante sí un “muerto”
resucitado creerían. Nuestra mente es así, otra cosa distinta es lo que
aprendemos a discernir con nuestra alma. Que cada cual valore.
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