viernes, 6 de enero de 2017

LA SOLEDAD, ESE RECURSO PRECIOSO CONTRA EL SUFRIMIENTO.

Eso que llamamos y que, de hecho es, nuestro mundo, el pensado y experimentado,
El que nos llega y creamos, del que huimos o al que deseamos, amamos u odiamos,
Ese mundo, sin darnos cuenta, nos va absorbiendo y chupando la identidad
Al volcar y proyectar nuestra atención y nuestra conciencia absolutamente sobre él.
El resultado es el que experimentamos tantas veces y de forma tan variada:
Miedos, obsesiones, inseguridades, dudas, enfados, celos, envidias, agresividad,
Y múltiples estados emocionales y mentales que sólo producen dolor y sufrimiento.

Entonces, ante todas esas adversidades, el recurso que más se utiliza es la huida,
Que, bajo muchas maneras distintas, pueda rebajar la incomodidad de cada situación.
De ese modo, la comida, el sexo, el trabajo, el poder, el victimismo, distracciones mil,
Así como proyectar fuera, contra los otros, lo que nos pasa,
Y un sinnúmero de variadas adicciones o formas compulsivas de vivir,
Se convierten en recursos que, lejos de solucionar las causas del sufrimiento,
Lo que hacen es alejarnos todavía más de nosotros y de la fuente real de solución.

La alternativa sanadora, la que nos va a aportar la paz que necesitamos,
No se halla en absoluto fuera de nosotros, sino que pasa por nuestro interior.
Y ahí nace la importancia de la soledad, de aprender a estar con nosotros mismos,
Desde donde sentir y observar todo sufrimiento que nos aborde, sea cual sea;
Y, de ese modo, dejándolo salir, a veces con la angustia que esto supone,
Vaciar poco a poco toda esa bolsa de películas, diálogos, emociones y sentimientos
Que coparon nuestra mente hasta convertirnos, también en todo eso, a nosotros mismos.
No hay duda: sólo en el silencio de la soledad y con la observación presente,

Nos podemos liberar de ello y sólo así reconectaremos con nuestra identidad real.

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