sábado, 28 de enero de 2017

UN PLAN DE VIDA PARA CADA UNO AL NACER

Si es verdad como uno intuye y cree que nuestra vida no es el producto de movimientos ciegos ni de casualidades indefinidas, ni nuestra realidad individual es un barquichuelo a la deriva que se mueve sin ton ni son, y si, además, como todo nos indica  y podemos constatar, somos realmente almas constituidas por un núcleo esencial de conciencia, con inteligencia, voluntad y amor tras la búsqueda de la plenitud y realización de un potencial interior que constantemente nos atrae hacia sí, ¿podríamos en tal caso creer que esta vida actual con toda su inmensa riqueza de personajes, acontecimientos, posibilidades, dificultades y retos nos ha sobrevenido como un alud o a ella hemos ido de forma fortuita, absurda o ciega? ¿Es esto realmente posible y lógico a la vista de lo que sentimos e intuimos que somos? Todo nos lleva a pensar y ver que no, en absoluto.


Vivir es tender constantemente hacia un estado de felicidad y bienestar estable  y permanente, empeño en el que no cejamos nunca y en el que volcamos todas nuestras fuerzas y capacidades, que nos llevan a buscar en infinidad de sitios, experiencias y situaciones. Siendo esto así, si como almas nacemos a este mundo, ¿nos parecería natural que semejante venida estuviera separada de esa búsqueda y desprovista de una finalidad y propósito?, más bien no. Y en tal caso, ¿se plantearía semejante propósito  independientemente de las personas con las que más estrechamente íbamos a convivir, las más significativas para nosotros, las circunstancias más destacables, los lugares más relevantes, etc.?, pues tampoco. En cuyo caso: los padres que tenemos, la familia en la que crecemos, la situación económica, características de nuestro cuerpo, país, experiencias destacables, pareja, trabajo, hijos, etc., formarían parte de elecciones y decisiones previas a nuestro nacimiento, que por razones sólo conocidas por nosotros o con el concurso de alguna clase de instructores o guías habríamos tomado.

Pero no sólo eso, sino que también el desarrollo de nuestra vida, su coherencia interna, la dirección de la misma, la clase de problemas a afrontar , los aprendizajes a realizar, lo que vamos sabiendo de nosotros y nuestro papel, el descubrimiento de un cierto guión interno, así como también la constatación de que sus impulsos y orientaciones de crecimiento y realización tienden a prolongarse más allá del limitado tiempo que una sola vida permite vivir, avalarían cuanto estamos diciendo, y reforzaría además el convencimiento de que vivir como almas es experimentar y realizar a lo largo de un continuum interminable de existencias infinidad de posibilidades que se irían materializando a través de planes, objetivos y propósitos.

Los testimonios de quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte y han regresado para realizar ciertas tareas pendientes, así como los de quienes han podido retrotraerse a la vida antes de la vida y al modo como orientaron su nueva reencarnación, así como nuestro sentir más profundo consolidan todo lo que estamos diciendo. Así que como muestra significativa de todo ello recogemos a continuación algunos testimonios y afirmaciones de investigadores del trabajo de cada alma y de sabios que nos aportan más luz sobre lo que realmente representa cada nacimiento.

En este sentido, Suzanne Powele, sanadora y maestra espiritual nos recuerda que: “antes de venir a encarnar en el planeta cada uno ya ha diseñado su plan de vida. Existen acuerdos previos a la encarnación en los que nos hemos repartido los roles, en los que hemos acordado ayudarnos en caso de que nos despistemos en el camino. Estamos jugando ahora a descubrir quién es quién, pero no podremos saber quiénes son los demás hasta que descubramos quienes somos nosotros. Cuando ya sabes quién eres tú, se retira el velo y es más fácil averiguar quiénes somos”.

Y por su parte, el investigador Robert Schwartz estudioso de la relación entre la vida de las personas y su propósito al nacer afirma: “si…sabes ( que es como decir, sientes) que eres un alma eterna, entonces la consecuencia será una vida totalmente diferente. Si, además, sabes que planeaste tu discapacidad, que de hecho tiene un profundo significado, entonces tu vida se convertirá en una búsqueda para descubrir ese significado. El sufrimiento se dulcificará, y el vacío será reemplazado por un propósito…todo tiene un significado superior” (“El plan de tu alma”, edit. Sirio, 322)

Pero resalta, por el valor que le otorga el haber dedicado toda una vida a estudiar e investigar la memoria clínica del alma de la vida entre vidas a partir de miles de regresiones, así como la cosmología de la existencia después de la muerte, la información recogida por el eminente psiquiatra Dr. Michael Newton, quien escribe: “No hemos recibido nuestros cuerpos por capricho de la naturaleza; fue seleccionado por nosotros mismos con la ayuda de consejeros espirituales, después de haber observado otros cuerpos ofrecidos como alternativa y aceptado el que tenemos actualmente. Además, no somos víctimas de las circunstancias, estamos comprometidos… para participar activamente en la vida y no como simples espectadores. No debemos perder la idea de que hemos aceptado un sagrado contrato de vida, lo que significa que los roles que jugamos en la Tierra son en realidad más grandes que nosotros mismos” (“El destino de las almas”, Arcano books, pag.360).

Y abundando más en lo dicho, es muy oportuna la información que nos da el Dr. José Luis Cabouli, que dedicado actualmente y por entero a la investigación de vidas pasadas y al plan de nuestras almas al nacer, nos dice sobre la regresiones que realiza  que “al entrar a los pacientes en el espacio entre vidas inmediatamente antes de encarnar, se hizo evidente en forma natural y espontánea que cada uno de nosotros trae un propósito definido para estar encarnado en un cuerpo físico en la Tierra…es lo que nos lleva a vivir determinadas experiencias en la vida” (“El propósito del alma”, ediciones continente, pag. 9).

Todo, por lo tanto, previsto, al menos en sus líneas fundamentales. Tenemos una vida nada azarosa ni improvisada, en un mundo, un lugar y con unas personas que nos ofrecen todos los elementos necesarios para que esta se desarrolle, no de forma arbitraria ni caótica sino siguiendo un orden y como se ve para que un determinado plan “oculto” se manifieste y se cumpla. En cuyo caso, podríamos decir utilizando el lenguaje del gran físico y Nobel David Bohm que existe una especie de orden implicado que es el que lo está sustentando todo de forma más que inteligente y dándole su verdadero sentido; hasta tal punto, que allí donde podríamos ver superficialmente desastre, anomía, confusión, locura o caos lo que de verdad encontramos una vez que aprendemos a discernir y ver en profundidad es una finalidad, una especie de diseño y un plan perfecto llevándose a cabo, no sólo para cada vida en particular sino también para el conjunto del que todos participamos de forma interdependiente y entrelazada. Nada sobra, nadie está de más o de menos porque sin la aportación y la existencia del otro yo sencillamente no existiría y, por supuesto, el infinito guión de la existencia no se podría desarrollar.

Esto lo han podido intuir muchos grandes hombres, y lo podemos observar nosotros también cuando repasamos con detenimiento y cierta perspectiva nuestras propias vidas. Dice a este respecto el importante mitólogo Joseph Campbell que: “Shopenhauer…señala que cuando uno llega a una edad avanzada y evoca su vida, esta parece haber tenido un orden y un plan, como si la hubiera compuesto un novelista. Acontecimientos que en su momento parecían accidentales e irrelevantes se manifiestan como factores indispensables en la composición de una trama coherente…
…¿Quién compuso esa trama?....nuestra vida entera está compuesta por la voluntad que hay dentro de nosotros. Y así como personas a quienes conocimos por casualidad se convirtieron en agentes decisivos en la estructuración de nuestra vida, también nosotros hemos servido inadvertidamente como agentes, dando sentido a vidas ajenas. La totalidad de estos elementos se unen como una gran sinfonía, y todo se estructura inconscientemente con todo lo demás…
Todo guarda una relación mutua con todo.., así que no podemos culpar a nadie por nada. Es como si hubiera una intención única detrás de todo ello, que siempre cobra un cierto sentido…”

Tenemos información, pues, más que suficiente, para afirmar convencidos que todos nacimos con un plan, un propósito y un sentido en y para nuestra alma, y que nuestra existencia es el lugar en donde todo esto se despliega y se pone en escena. Por eso, aunque muchos dicen de la Tierra que es una Escuela, no es menos cierto también afirmar que es un inmenso escenario, y sobre todo un lugar de realización de cuanto nuestro ser es y representa. En realidad, es todo eso junto y como siempre, mucho más, ya que todo es la obra del Espíritu en su juego eterno, juego que el Maestro de Judo Robert J. Godet califica como el Judo del Espíritu, en el que:

“El tatami es el Mundo./ El kimono es la mente./ El cinturón es la voluntad./ El vientre es la fe./ El agarre el desapego./ La atención es la conciencia./ El adversario es uno mismo”

No hay comentarios:

Publicar un comentario