jueves, 12 de enero de 2017

SOMOS SABIDURÍA, SOMOS INTELIGENCIA.

El mayor o menor desarrollo y expresión de nuestras cualidades esenciales
No afecta para nada al ser de las mismas ni, por lo tanto, al ser que nosotros somos.
La inteligencia es una cualidad esencial nuestra, no la tenemos sino que la somos.
Sin inteligencia, como sin amor o sin energía simplemente no existiríamos,
Dejaríamos de ser reales y nos convertiríamos en pura nada, un no ser.
La inteligencia, como capacidad para comprender, discernir, recordar, comparar, etc.
Forma parte de nuestra identidad, y lo mismo decimos de la sabiduría,
Que es el resultado también de la unidad de ser con aquello de lo que sabemos.
Todos somos sabios en potencia porque no hay separación ni distancia alguna
Entre nosotros como seres reales y el ser de toda la Realidad.

Nuestros cuerpos físicos forman parte del cuerpo físico que constituye el universo,
No hay separación alguna a nivel físico entre el cuerpo de las estrellas y el nuestro.
La única separación es mental. Menos separación existe aún a nivel espiritual,
En el cual todo se halla conectado, más exactamente, en el que todo es Uno.
Esa unidad es la que hace que en el fondo de nosotros mismos esté la sabiduría,
No imaginaria sino real, acerca del ser, el existir y el devenir del espíritu
Que se manifiesta en y a través de los infinitos universos.
Esa unidad es la que nos hace sabios, no de manera relativa sino esencial.

La totalidad del Ser, Dios, palpita, existe y vive en nosotros como nosotros,
Sin separación ni diferenciación esencial alguna. Su saber sabe en nosotros
Y eso es nuestra sabiduría. Abrirnos a esa sabiduría es abrirnos a nuestro ser,
Del mismo modo que la conexión con nuestro ser nos hace sabios. Es muy real esto.
Despertar a nuestro ser es despertar, pues, a nuestra sabiduría y a la de Dios.


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