jueves, 26 de enero de 2017

NO SOMOS SERES DESGAJADOS DEL UNIVERSO

Nadie que quiera comprender lo que es el Universo lo podrá hacer si antes no ha sido capaz de llegar a conocerse a sí mismo. Porque el universo y nosotros no somos dos elementos ni siquiera dos niveles diferentes. En realidad, no existe tal cosa como el universo por una parte y nosotros por otra. De hecho, cuanto más nos olvidemos de nosotros para entender aquel, más y más lejos nos iremos colocando respecto de la solución. Este el gran problema al que constantemente se enfrentan quienes buscan en las partes, -que sólo existen en la mente del investigador-, respuestas a lo que es una realidad global, cual es el enigma del universo.
En este sentido, un científico de la talla de John Wheeler, reconocido como uno de los más notables físicos teóricos de los últimos años advierte y afirma que: “ninguna teoría de la física que se ocupe sólo de física explicará nunca la física. Yo creo que al mismo tiempo que intentamos entender el universo, estamos intentando entender al ser humano. Actualmente me parece que estamos empezando a sospechar que el ser humano no es una insignificante pieza sin apenas importancia en el funcionamiento de la gran máquina, sino más bien que hay un vínculo mucho más íntimo entre el ser humano y el universo de lo que habíamos sospechado hasta ahora.
Sólo cuando reconozcamos ese vínculo podremos hacer progresos en algunos de los asuntos más difíciles a los que nos enfrentamos. Nadie que piense sobre ello desde este punto de vista puede evitar preguntarse si las partículas y sus propiedades no se hallan de algún modo, relacionadas para hacer que el ser humano sea posible.
El ser humano es el comienzo del análisis; el ser humano es el término del análisis –pues el mundo físico se halla ligado, en algún sentido profundo, al ser humano” ( De un artículo publicado en “The Intellectual Digest” de Junio de 1973, y recogido por Anthony Peake en su libro “¿Somos Inmortales?”, editado por Kairós (pag.67))
Y no otra cosa distinta, es hacia la que apunta el físico James Trefil quien acuñó el término “Principio Antrópico”, según el cual, desde el mismo momento del Big-bang, algunos parámetros físicos parecen ajustados y ajustarse para permitir el desarrollo y la aparición de formas humanas, de tal forma que, según él: “a medida que mejora nuestro conocimiento acerca del cosmos se hace más patente que si el universo se hubiera estructurado de una forma ligeramente distinta, no estaríamos aquí para verlo. Es como si estuviera hecho para nosotros, un jardín del Edén con un diseño insuperable”.

            En definitiva, lo que se está diciendo es que todo está vinculado y unido, entrelazado podríamos decir, y que vernos separados del todo no tiene ningún sentido. El nexo de unión no es otro que la Conciencia o Espíritu. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario