jueves, 5 de enero de 2017

DE LA ESPERA A UN VIVIR ENTREGADOS AL AHORA


La espera, ese hacer depender nuestra felicidad y paz de un futuro que vendrá,
Y de unos resultados que, se supone, van a ser tan importantes como decisivos.
Esta actitud, explicable desde el punto de vista humano, que se alimenta de resultados,
De situaciones y circunstancias, de tal o cual logro alcanzado o consolidado
Lleva dentro el aguijón de una nueva desilusión a un plazo más o menos corto.
Porque todas las esperas, consistentes en confiar un vivir feliz a objetivos cambiantes
Cabalgan a lomos de caballos locos, de movimientos siempre inciertos y precarios.
Sin duda: todas las esperas se mueven en una cinta interminable de nuevas esperas
Y de mañanas, que sin nuevos mañanas de los que alimentarnos ofrecen insatisfacción.

Vivir el presente, respirando con él y a él entregados absolutamente,
Sin que lo experimentado nos atrape, eso sí que es vivir, aunque en eso nos vaya la vida.
No esperar nada más que lo que hay nos libera de infinitas angustias y tensiones,
Lo desdramatiza todo y hace que la existencia brille con una luz nueva y más intensa.
Ahora es todo el futuro, ahora es todo lo que cabe esperar, ahora es lo único que existe,
Un ahora que se hunde en la eternidad, y esa es su maravillosa y prometedora realidad,
Porque, aunque sea una paradoja, el ahora sí que nos trae todo lo más deseable,
Que es la paz, la alegría, el amor y todo aquello que únicamente la plenitud aporta.

Cada ahora viste su existencia de un modo distinto, y en esto consiste su juego,
Dentro del cual nos divertimos, aprendemos, maduramos, crecemos y evolucionamos.
Pero no es en el ropaje del ahora en donde encontramos la alegría de la existencia
Sino en la existencia misma dentro de la cual cada ahora nace, fluye y se extingue.
Es este existir conscientemente lo que culmina y supera todas las esperas,

Y donde el gozo de ser y sentirnos vivos abraza, sin límites, la felicidad entera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario